La cantera está de moda y no es algo puntual. Abanderando de esa camada de cachorros irreverentes y con un apetito voraz por triunfar en el fútbol y en el Real Zaragoza, suele aparecer casi siempre Alejandro Francés, cuya proceso evolutivo lleva una velocidad espectacular desde que debutara con 17 años de lateral en el Anxo Carro. En aquel encuentro dejó huella de una enorme personalidad que con el tiempo ha derivado en uno de los mejores defensas de la categoría no sólo por lo que expone cada jornada en el campo sino también por lo que se intuye que puede ofrecer. Carácter, duelos ganados a los mejores atacantes, aplicación de sus virtudes a lo que exige el momento y liderazgo. «Me gusta mucho mandar porque es una cualidad que debe tener un central que quiere llegar alto. Mover y organizar a mis compañeros para que cubran los espacios con indicaciones que les ayuden a ser mejores y estar más ordenados es mi labor». La escalera al cielo sólo tiene un techo para el jugador: «Mi mentalidad es la de crecer en entrenamientos y partidos. Estoy en un buen momento pero debo seguir aprendiendo para llegar muy lejos y ser un central top».
Y junto a él, en el corazón del equipo y de la plantilla, una pandilla de rebeldes y prometedores futbolistas de la Ciudad Deportiva que no están de paso. «Estamos cumpliendo el sueño que tenemos desde pequeños. Francho, Azón y yo estamos ahí, pero también Puche y Ángel López, que están dando un gran paso hacia adelante porque todos tenemos hambre y ambición. Los veo a todos muy capacitados para rendir al máximo nivel», cuenta. «Sentimos el escudo», añade como nota a pie de entrevista. El barco que antes navegaba bajo la influencia de la confusa brújula de los empates, ahora ve tierra firme tas una racha de triunfos que han fortalecido la mentalidad del grupo, la de los chicos de la casa y la de los más veteranos. «Cuatro victorias seguidas las consiguen muy pocos equipos en una categoría muy difícil, y eso se traduce en que estamos trabajando bien desde el principio. Estamos en un momento dulce. Al principio nos costó, pero ojalá que continuemos con esta dinámica tan positiva». El viento a favor acelera las ilusiones, si bien el defensa se ancla en la sensatez. «El partido en Cartegena es clave y solo pensamos en el día a día. Luego iremos viendo a qué podemos aspirar».
Sadiq, Djurdjevic y ahora Rubén Castro. Delanteros con mucho gol de muy distinto perfil y exigencias ponen a prueba a cada segundo las capacidades de Francés. A los dos primeros ya los colocó bajo su sombrilla, y este sábado le tocara desconectar a un punta de 40 años con un fusil por el que no pasa la edad. Lleva 15 tantos, algo común para un clásico del área en el fútbol español. «Creo que será un duelo muy bonito. Me gusta enfrentarme a los mejores jugadores porque te ayudan a mejorar y aprendes de ellos. Tengo ganas de que llegue el partido para enfrentarme a él», apunta sin pestañear, muy seguro, como siempre, de sí mismo. Un contrato sobre la mesa que prefiere aparcar mientras sigue concentrado en lo deportivo y un a nueva citación con la sub 21 que dejará huérfano al Real Zaragoza, una vez más, de unos de sus principales pilares. «Es muy gratificante que te reclame la selección, pero claro que es una putada para el equipo porque lo dejas tocado, sobre todo si además se incluye en esa llamada a Francho y a Azón. No vería mal que se detuviera la competición en estas ventanas internacionales, pero no depende de mí».
La dolencia cardiaca de Jaume Grau, que será intervenido este viernes de la taquicardia que sufrió frente al Fuenlabrada, ha calado en el vestuario. Francés vuelve a ejercer de líder para explicar lo que se sintió y para lanzar un mensaje de ánimo a su compañero. «Nos llevamos una sorpresa pero gracias a Dios está bien y muy animado. Va a estar más o menos dos meses fuera. Es una situación dura y especial para todos, por eso vamos a luchar por él , para dedicarle los tres puntos de Cartagena».
