Francho evita el estado de máxima alerta

Un gol de centrocampista en el minuto 92 después de desperdiciar sus compañeros al menos cuatro ocasiones claras para empatar esquiva la derrota pero no echa el freno a la caída (1-1)

 

El cuarto gol de Francho esta temporada ha evitado que se declare el estado de máxima alerta en el Real Zaragoza, cuyo papeleo estaba a falta de rúbrica en el minuto 92, cuando a un centro de Pau Sans por la derecha acudió el Zorro para establecer un empate que el resto de sus compañeros fueron incapaces de lograr en una segunda parte sembrada de todo tipo de ocasiones. El punto de Riazor sutura parte de la herida mientras la hemorragia no hay forma de detenerla: el conjunto aragonés suma su quinto partido sin ganar, de nuevo víctima de un tanto ridículo encajado en el minuto 6 tras botar un córner de supuesta estrategia y verse arrollado a la contra por Lucas Pérez, Yeremay y Soriano, es decir por los chicos listos de Riazor. Víctor Fernández trasladó por primera vez el experimento de los tres centrales de Copa a la Liga, pero en esa jugada indigna del profesionalismo, las torres habían subido al remate y cuando volvieron fue para sacar de centro. No falló el sistema, sino un equipo acobardado, sin capacidad alguna para generar un fútbol asociativo, liderado por el que tenga la pelota en los pies. Así, nadie gobierna a excepción de Iván Azón cuando le echan a correr. Del caos huyeron Luna con ofrecimientos constantes y mucha profundidad y Calero por su insistencia por la izquierda, un tesón que le traiciono en un par de oportunidades, una de cabeza y otra a cuatro metros de la potería.

La derrota hubiera sido muy cruel porque el Real Zaragoza se empeñó en que no sucediera frente a un Deportivo que después de adelantarse dejó pasar el tiempo y el aliento en busca de Lucas Pérez y Yeremay, a los que apenas encontró. Sin embargo, esa entrega incondicional volvió a impactar primero con un monumental error defensivo y después con una tremenda insolvencia rematadora a la que se añadió Azón al desperdiciar un balón goloso de Ares al espacio. Río arriba, fue el mismo salmón que se ahoga en un vaso de agua. Chapotea en el centro del campo sin avanzar, donde Keide Bare repitió su papel de poli malo y convulso y Aketxe su tendencia a tomar una rotonda en cuanto un rival le sale al paso, lo que convierte el juego en un proceso indigesto y lento. Ares tuvo un poco más de chispa, pero en absoluto la luz que exhibió contra el Granada en una cita bastante más confortable. Sus diagonales son previsibles y escapa del cuerpeo. Le mordieron los tobillos y prefirió buscar climas más templados y de menor riesgo. El desplome físico del Dépor favoreció el control del partido, y los cambios de Moya y sobre todo Francho por Bare y Aguado hicieron reverdecer el pulmón zaragocista, que poco a poco exprimió por los carriles a un rival agotado mentalmente y vulnerable, acumulando errores en la salida y sintiéndose angustiado. El campo se fue haciendo cuesta abajo para el conjunto aragonés hasta que con el tiempo casi cumplido Sans encontró a Francho, que cuando pisa el área lo hace con la fuerza y la convicción destructivas de un meteorito.

Una vez más la cantera para solucionar problemas. En este caso de gravedad porque no de haber sido por esa conexión de última hora, una segunda derrota consecutiva se hubiera hecho insoportable en la crisis que continúa vigente. La zona de playoff se ha puesto ya a tres puntos, y el ascenso directo, imposible. Femenías desplazó a Poussin de la potería; Jair y Clemente, señalados por diferentes motivos, entraron en la titularidad y Vital se quedó fuera; Calero ejerció de lateral izquierdo; la pareja de pivotes cambió, y Ares desplazó a Liso del once mientras Aketxe permanece pescando apaciblemente en el rompeolas de la intrascendencia porque tiene buena caña aunque importa poco que carezca de anzuelo hasta para marcar con el potero vendido. Víctor Fernández renunció a sí mismo en esta desplazamiento, temeroso de recibir otro golpe, zahorí en busca de un formato al que acoplar una plantilla de la que se lamenta. Hubo que esperar a la garra y la puntería de Francho para establecer una tregua. Nada indica que el bombardeo vaya a cesar en próximos partidos. El Real Zaragoza refleja sus miedos y los de su entrenador. También sufre su enorme ausencia de calidad, que va mermando con la pérdida de confianza en un proyecto en nada coincidente con el original. Mirar al mercado de invierno como puerta de escape es un cuento de navidad. La cuestión es que Víctor, excusas ciertas o imaginarias al margen, no sabe cómo indicar el camino a Belén a sus pastorcitos.

Deportivo de la Coruña 1: Helton; Ximo Navarro, Pablo Vázquez, Pablo Martínez, Escudero (Jaime, minuto 87); Mfulu, Villares (Rafa Obrador, minuto 75); Mario Soriano (José Ángel, minuto 75), Lucas Pérez, Yeremay (Cristhian Herrera, minuto 87); y Barbero (Davo, minuto 89)

Real Zaragoza 1: Femenías; Luna, Lluis López, Jair, Clemente, Iván Calero (Tasende, minuto 82); Marc Aguado (Toni Moya, minuto 67), Keidi Bare (Francho, minuto 67); Adu Ares (Marí, minuto 82), Aketxe (Pau Sans, minuto 67); e Iván Azón.

Goles: 1-0, minuto 6: Mario Soriano. 1-1, minuto 90+2: Francho Serrano.

Árbitro: De la Fuente Ramos, del colegio castellano leonés. Mostró cartulina amarilla a Mario Soriano, Pablo Martínez, Mfulu, Helton y Lucas Pérez, por el Depor; y a Keidi Bare, Jair y Marc Aguado, por el Real Zaragoza.

Incidencias: partido correspondiente a la jornada 18 de liga, disputado en Riazor con la presencia de 24.370 espectadores.

 

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