La baja de al menos mes y medio del albanés obliga a Víctor Fernández a reinventar un centro del campo con la elección entre dos futbolistas que aún no han sido titulares esta temporada
Tienen muy poco en común. Sólo coinciden esta temporada en que en las cuatro primeras jornadas, Víctor Fernández les ha entregado sudadera de suplentes y los ha utilizado casi a la par en los tres últimos encuentros como piezas de refresco. En Cádiz no participaron, mientras en Cartagena fueron clave para la remontada con un tanto del canterano, en Anduva mantuvieron el pulso en la medular y en la victoria sobre el Elche volvieron a entrar al campo para rematar al Elche, con Francho de nuevo de artillero. 70 minutos para el pacense y 61 para el aragonés. Poco tiempo pero empleado con calidad.
Este fin de semana y seguramente durante los próximos cinco partidos, el entrenador tendrá que elegir entre uno de los dos para cubrir la ausencia de Keidi Bare, quien sufrió una lesión grado 2 a nivel de la musculatura isquiosural de su pierna derecha. Cabe la posibilidad de que el técnico se decante por sumar a los dos junto a Aguado, con lo que debería renunciar a su apreciado 1-4-3-3 y experimentar con un volante de extremo… El rombo, que también daría cabida a los tres, se descarta porque Víctor no renunciará a los dos delanteros y menos al juego natural por fuera, donde Liso es inamovible y Adu Ares apunta a debutar en El Plantío.
El portero titular, Femenías y el mediapunta diferencial, Ager Aketxe, continúan en la enfermería y sus bajas, por el momento y gracias a los buenos resultados, no han provocado lamentos. La lesión de Keidi Bare, sin embargo, supone un roto considerable y la reválida, como ha indicado Iván Calero, de comprobar hasta dónde llega la capacidad del equipo para reponerse a este duro y nuevo contratiempo. Bare ha ratificado lo que se esperaba de él, un liderazgo sostenido por su elevado carácter competitivo, la inteligente ocupación de los espacios y una relación inteligente y académica con el balón.
No tiene un sosías en la plantilla, y el mediocentro con personalidad física y centímetros que se solicitó en la reconstrucción masiva, no pasó el corte del mercado de verano de Juan Carlos Cordero. La solución está, siempre que Aguado se mantenga en la dirección, es optar por Francho o Moya en ese doble pivote flexible. El primero no es un futbolista que enamore a Víctor, y el segundo, fijo en sus planes, en la pretemporada tampoco ha sido incluido todavía en el once.
Ni uno ni otro tiene parentesco con el juego de Bare, pero si alguien se aproxima al estilo del albanés, ese es Francho Serrano. Su intensidad, compromiso y regularidad encajan en un equipo que necesita conservar el espíritu combativo y con cuentakilómetros generoso que le ha conducido al liderato. Mezcla mejor con Aguado que un Moya con mayores prestaciones técnicas, pero también con intermitencias en este Real Zaragoza que no puede consentirse tomar un solo respiro. Víctor Fernández decidirá quién ocupa el trono roto de Kedi Bare. El heredero provisional apunta a ser el zaragozano. O en buena lógica debería.