La victoria ante el Mirandés ha servido de ansiolítico, pero el Real Zaragoza, en peligro de ser último, necesita un nuevo triunfo ante los andaluces frente a la dureza del calendario que viene
Los resultados la última jornada ha confirmado que en esta categoría el pez chico se come al grande y también que las diferencias de tamaño salarial se reducen en el campo si la presunta víctima tiene un plan y lo ejecuta sin complejos. Con siete jornadas disputadas, los once últimos equipos están separados por tres puntos, de los ocho de Castellón, Málaga y Albacete, a los cinco del Granada, colista. En ese atasco, en la posición 20º, es decir en descenso, se encuentra el Real Zaragoza, de donde logró escapar durante una horas con su victoria contra el Mirandés hasta que Sanse, Albacete, Cultural Leonesa y Castellón le volvieron a superar con resultados como mínimo inesperados. Los donostiarras empataron en Anoeta, pero el resto ganó a domicilio a rivales con aspiraciones de ascenso. El primer triunfo de la temporada en Mendizorroza ha tenido un efecto ansiolítico, mucho menos efectivo a nivel material de lo esperado tras esta rebelión de los de abajo. El partido del próximo domingo en el Ibercaja Estadio con el Córdoba (14.00) se jugará de nuevo al rojo vivo. Uno no ha ganado en casa y el otro tampoco en los desplazamientos.
El equipo de Iván Ania se presentará también con media docena de puntos, un escalón por debajo en la clasificación. La vida no está en juego todavía, pero si hay un perdedor y el Granada vence en su compromiso con la Real Sociedad B en el Nuevo Los Cármenes, uno de los dos duelistas acabará la jornada como farolillo rojo. Para el Real Zaragoza, que desperdició sus choques con Albacete y Ceuta en un hipotético valle de exigencias, el encuentro adquiere una considerable trascendencia. Tiene a su favor que ha roto con una dinámica diabólica y que el equipo parece haber hallado una estructura táctica para competir con orden y seriedad defensiva, que son los mandamientos de Gabi Fernández y Txema Indias para transitar sin angustias por el torneo. El entusiasmo después de tanto sufrimiento ha estimulado el optimismo y el florecimiento de héroes de fin de semana, pero lo cierto es que el conjunto aragonés, aun con esa mejoría experimentada en labores administrativas, sufre un padecimiento ofensivo y un déficit creativo para el que no tiene un remedio individual. Por eso, cada cita de aquí a final de curso se vislumbra como una batalla ceñida al espectáculo del sacrificio en el césped y al de santiguarse en la grada por un gol ganador.
Derrotar al Córdoba traerá una buena dosis de paz y confianza al enlazar dos victorias consecutivas. No hacerlo, reavivará las urgencias y las incertidumbres. El problema, siempre y cuando el Real Zaragoza no se apunte a esta moda de David tumba a Goliat de sus colegas de honda, es que el calendario se endurece bastante para el conjunto de Gabi, lo que supondrá una piedra de toque para descubrir su consistencia. Almería, Cultural, Sporting, Deportivo, Granada, Huesca, Éibar, Leganés, Málaga, Cádiz, Burgos, Las Palmas y Racing completan esta primera vuelta del campeonato. En esta legión figuran la mayoría si no todos los que aspiran a estar entre los seis primeros Por eso mejor hacer caja con el Córdoba, y no de madera.