Bebé andaba distraído por el partido y había enviado a las calles de Andorra una falta directa de las que es especialista, pero en el último minuto cabalgó al espacio en un contragolpe, se fue de su perseguidor y batió con la zurda a Marc Vidal con la templanza y la exactitud a las que no está acostumbrado el Real Zaragoza. Debut glorioso del extremo para un equipo, el de Fran Escribá, que trabajó el encuentro para ganarlo y que superó por el camino las lesiones de Mollejo y Bermejo, un palo de Simeone y varias ocasiones fruto primero de la paciencia para no caer en la red hipnótica de los del Principado y después para acelerar en la presión y en la transición tras robo. Hubo que esperar hasta que comenzara a bajarse el telón para recuperar el sabor al triunfo y al gol, pero en el paladar quedó el néctar de los tres puntos sumados en esa majestuosa escena final.
El tanto nació en una estampida general, salvaje y domesticada por Giuliano. El argentino había sido una pesadilla para la defensa, incluso cayó en el área por un pisotón-cepo digno de ser señalado como penalti o al menos revisado por el VAR, algo que no sucedió. La furia del Cholito no tiene precio cuando se lanza a carreras infernales con sus marcadores o si el balón está dividido en volcánicas encrucijadas. A veces se quema, pero lo incendia todo. Su espectáculo debería exhibirse en todos los clubes de la lucha. Cuando Bebé le marcó el pase con su zancada al espacio, Simeone, aun poseído por la velocidad, se sacó un centro perfecto con el exterior que dejó a su compañero solo para definir. En el acta pondrá que fue una asistencia, pero el puñal del caboverdiano llevaba en la empuñadura el nombre del delantero.
Fran Escribá había comentado que no iban a jugar al ritmo del Andorra. Que el Real Zaragoza acudía a este compromiso con su personalidad. Cumplió al cien por cien con su palabra el entrenador. En ningún momento se dejó seducir el Real Zaragoza por el plan de Sarabia, una posesión que busca congelar al adversario para romper el hielo en cuanto salta la primera línea de presión. Nunca se lo permitió el conjunto aragonés pese a que Marc Aguado diese un pequeño recital en su posición de administrador general. El centrocampista cedido al Andorra volvió a demostrar que es un futbolista mayor y que su próxima estación será La Romareda, pero esta vez impactó con un Real Zaragoza compacto antes y después de que Mollejo se dañara el tobillo en una intercepción valiente y de que el pubis le estallará a Bermejo.
Otra vez las lesiones… Nadie cayó en la depresión en un encuentro al que sólo echaba sal el Real Zaragoza aunque lo hiciera fuera del plato. Tampoco el técnico, que mantuvo la estructura con las entradas de Puche, revolucinario toda la tarde, y Bebé para conservar un dibujo reconocible al que más tarde añadió a Alarcón, a quien había dejado en el banco a favor de Zapater. Entre las montañas y el cálculo de ambos para no cometer errores, el Real Zaragoza se hizo roca alrededor de un Cristian que sólo tuvo que intervenir en una ocasión, justo antes de que Giuliano y Bebé compusieran esa dulce melodía en ataque. El portero, de nuevo iluminado por sí mismo pese a la larga inactividad, evitó la derrota frente un lanzamiento violento de Jacobo.
No conforme con el empate, el Real Zaragoza despegó en el minuto 94 al más puro estilo Francho, cuya actuación de mediocentro y más tarde de volante fue luminosa en su función de trabajador a tiempo y espacio completos. Ya se sucedían los créditos del empate sobre la pantalla, pero de repente aparecieron Giuliano y Bebé para recordar, con un baile ritual, que esta película sólo podía finalizar con la victoria de los buenos.
FC Andorra: Vidal, Bundu (Valera, 63´), Petxa (Altimira, 76´), López, Mármol, Pampin, Aguado, Hevel, Molina (Gil, 56´), Carlitos (Bakis, 63´) y Albanis (Jacobo, 56´)
Real Zaragoza: Cristian, Fran Gámez, Francés, Jair, Nieto, Zapater (Jaume, 88´), Francho, Bermejo (Bebé, 45´), Vada (Alarcón, 67´), Mollejo (Puche, 32´) y Giuliano.
Gol: 0-1; Bebé (min. 93).
Árbitro: Milla Alvendiz. Amonestó a Pampin (min. 47) por parte del Andorra; y a Bebé (min. 93) por parte del Real Zaragoza.
El gol permite dar un salto gigantesco para permanecer.
Tres de cuatro equipos se quedan muy atrás.
Salimos de la UCI.
Después de la infamia del lunes pasado, han enmedado la plana. Con cinco victorias y dos empates más, objetivo cumplido (triste objetivo). Y para la próxima temporada Aguado debe volver. Es muchísimo mejor que la mayoría de centrocampistas que tenemos.
Un paso más a alejarse del descenso. Serenidad de cara al futuro. Escribá parece el tipo sensato que que le hacía falta a este club, que vive en la locura
Animo chicos. Con tanta lesión, ahora es el momento de Pape Gweye. Seguro que a partir de ahora la rompe y nos mete el gol de la salvación con un testarazo de cabeza «made in Pape». ¡Vamos chaval, a por todas!
Llego al final el gol, pero mereció la pena, por como fue la jugada del mejor jugador zaragocista en el partido, como fue GIULANO SIMEONE, vaya pase perfecto que le dio a BEBE, y este en su debut marcó un buen gol .
Creo que la victoria fue justa, por las ocasiones es zaragocistas, el balón al palo , ese penalti que no se pita, y por el juego zaragocista
Y superar las dos lesiones, esto funciona, estamos a seis puntos del descenso y está victoria es como agua en Mayo .
Pero hay que seguir y el sábado, llega el glorioso Deportivo Alavés, que ya está metido en el play-off, esperemos no va hacer fácil volver a ganar, pero todo es posible con nuestro IRREGULAR REAL ZARAGOZA .