Grúas Arriaga SA

Nadie en el Real Zaragoza había presentado hasta ahora los números del hondureño en la suma de duelos ganados, impecable por arriba (6 de 6) y poderoso por abajo (7 de 11)

La importancia de Kervin Arriaga en el sistema de Miguel Ángel Ramírez, condicionado por tres centrales de perfil bajo en muchas de las disputas, es trascendental. El hondureño se encuentra aún en periodo de pruebas, pero por la personalidad que demostró en La Rosaleda, su versión futura no será muy diferente de la que ofreció ante el Málaga en un partido en el que brilló más que nadie. En su debut de titular jugó como si llevara toda la temporada en el Real Zaragoza, saltándose periodos de aclimatación y conocimiento de los compañeros. Se anunció como un refuerzo interesante frente al Tenerife en un encuentro enrarecido en el campo y en la grada y este domingo confirmó que su fichaje no tiene una pizca de relleno, todo lo contrario.

Se buscaba desde verano un mediocentro de sus características y se ha encontrado en invierno. Muy tarde, demasiado para un equipo que ha dejado pasar todos los trenes y que todavía necesita considerables reparaciones en el eje defensivo. Arriaga, con 191 centímetros y una zancada que le permite abarcar con holgura todos los espacios de campo propio para cuerpear y acudir a las ayudas, dotó a la medular de la altura de la que carece y de una considerable agresividad en los pulsos individuales. Sus números en una sola jornada formando parte del once son estupendos. Se impuso en las seis ocasiones en las que buscó en vuelo la pelota, como pivote y de cuarto central, y a nivel de césped ganó 7 de 11 combates. Y realizó tres de las 28 faltas del equipo, sólo por debajo de Azón, Lluís López y Vital, en un conjunto con una media de 14 por jornada.

Su lectura del juego es sencilla, y además lo hizo fácil con inteligencia en su primera puesta de largo. Robo y entrega rápida y correcta, sin riesgos. No hay en Arriaga espacio para los lujos o para romper con asiduidad líneas con el pase, y pese a disponer de un lanzamiento potente a media distancia, será difícil verle por el área salvo, como ha ocurrido, en las acciones a balón parado como referencia de la estrategia. Ningún otro compañero de la plantilla pese a que Azón, Luna y Bare suelen destacar en las querellas, ha conseguido en toda la temporada esa autoridad en situaciones de riña con el esférico de por medio. El centrocampista se ha plantado en la zona como un árbol de largas ramificaciones y con mucha sombra protectora.

 

 

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