La baja durante al menos tres jornadas del delantero, autor de un gol y de una asistencia para ganar, afloja de nuevo la cuerda ofensiva de un Real Zaragoza que regresa a Giuliano como principal arma y a un Gueye que genera dudas sobre su adaptación
Iván Azón sigue teniendo su club de fans y también, quizás no tanto, sus detractores. Entre ambas facciones y una carrera corta pero intensa en la que ha brillado en momentos claves para el equipo, el punta tendrá que volver a parar al menos durante tres jornadas a consecuencia de una rotura de fibras. En la pretemporada se lesionó ante el Betis y un edema óseo retrasó su debut en Liga como titular, que se produjo frente al Eibar en la octava fecha del calendario y ante el que dejó una imagen más que decorosa pese a su falta de ritmo. Esta tenía que ser su temporada, o al menos la de su confirmación como referencia ofensiva principal, desprendiéndose de la fama de revulsivo que le adjudicó JIM. Sin él y con Gueye poniéndose al día del idioma y de una calidad técnica no muy convincente, Giuliano tomó el testigo con descaro y goles. Sin Azón, se vuelve a repetir la escena del arranque del torneo cuando el canterano, a medio gas aún, había marcado frente al Oviedo y ofrecido la asistencia del tanto de Zapater que permitió doblegar al Villarreal B. Su participación en esos cuatro puntos es incuestionable incluso lejos de su mejor versión. La cuestión es si hay vida más allá del planeta Azón, si el argentino y el senegalés, juntos o por separado, pueden soportar el peso de la avanzadilla del conjunto aragonés en las salidas consecutivas a Granada y Tenerife y en la visita del Andorra.
Siendo muy optimistas, estará fuera esos tres encuentros justo cuando más necesario era para el equipo, cuando iba sumando físico y, poco a poco, buenas vibraciones. Cuando Juan Carlos Carcedo había dado su brazo a torcer al juntarle con Simeone en Santander, donde el Cholito se despidió demasiado pronto por una doble amarilla. Esa parecía la sociedad condenada a entenderse y a dar réditos al Real Zaragoza en su zona más devastada. El técnico vuelve a una situación ya conocida y para la que tendrá que buscar soluciones. Si Gueye diera más de sí o la plantilla tuviera efectivos cualificados para provocar una lluvia de centros desde los extremos, el gigante de Dakar seguramente tendría su lugar en el once. Pero con la tendencia al juego interior que impera por naturaleza y parsimonia, resulta muy difícil creer que, sin una gran velocidad y menos arte con el balón, pueda asumir toda la responsabilidad arriba. Nuevo reto para el entrenador: cuenta con una pieza más pero el resto de la fichas no ayudan a pensar en Gueye sea la gran esperanza en el tablero.
Quizás habría que conservar el 1-4-4-2 en rombo que se daba por bueno pese a que las diferencias sustanciales del tándem. El pero es que Carcedo se quedaría sin ningún recambio ofensivo en el banquillo. No es sencillo la toma de decisiones para un Real Zaragoza que además va escalar de inmediato un par de macizos de altura considerable en Granada y Tenerife. La repercusión de la baja de Azón es mucho más importante de lo que parece, para su club de fans y también para sus opositores. En su breve regreso a la normalidad le contemplan un gol y un centro que lo fue para ganar. Tanto en tan poco margen de tiempo es mucho. A Giuliano se le espera de vez en cuando, pero… ¿y a Gueye?