Heroico Real Zaragoza pese a Txema Indias

El equipo se repone de la temprana lesión de Insua y remonta con diez en una memorable respuesta de los jugadores y de Sellés contra el Éibar y un director deportivo infame en su planificación (1-2)

Lo que hizo el Real Zaragoza en Ipurua necesitaría varios ejemplares para recogerlo. No cabe el relato en una crónica exprés. Todos los que jugaron, desde los titulares hasta los suplentes más su entrenador, Rubén Sellés, protagonizaron un odisea que merece una lluvia de elogios dentro del marco del fútbol en una de sus versiones más hermosas, sin atender a categorías o clasificaciones. Por contra, sólo haría falta una hoja en blanco para que Txema Indias, uno de los grandes culpables de una planificación que se ha saltado a la brava la calidad física de los fichajes, firmara su cese de forma inmedita. El conjunto aragonés resistió a todas las desventuras posibles, incluido el trabajo de su director deportivo, para remontar un resultado adverso y superar la temprana lesión de Insua. La marcha obligada del central, el único disponible para Éibar de la primera plantilla, condujo a una terrible reacción en cadena que se llevó por delante a Saidu, expulsado. En apenas seis minutos, del 19 al 25, el equipo aragonés vivió para morir. Un penalti por manos de Valery se lo detuvo Andrada a Bautista, aunque no pudo evitar en el mismo córner que había provocado con su intervención el gol de Nolaskoain de cabeza ante un eje defensivo juvenil con la entrada de Gomes. De inmediato, Saidu llegó a destiempo al corte y se cargó con la segunda amarilla. La hemorragia parecía incontrolable y sólo cuestión de tiempo que los armeros ganaran el partido. Pero una mano de Cubero permitió a Soberón empatar desde los once metros y se entró en otra dimensión, la del orgullo y la excelente administración estratégica del entrenador, ya con Pomares trasladado de urgencia al cigüeñal de la defensa y Valery retrasado al lateral izquierdo para trabajos forzosos.

El ejercicio de resistencia lo lideró, como no puede ser de otra forma en este contexto, Andrada, monumental en sus paradas, en la transmisión de flema a sus compañeros mientras por las laderas del volcán se aproximaba la lava de una derrota desgarradora, de terribles consecuencias futuras, y en la teatralización de sus supuestos dolores como corresponde a un perfecto ejemplar de la escuela de arqueros argentinos cuando hay que congelar los nervios y desatar los del rival. El Real Zaragoza plegó velas con todos por detrás del balón en un par de líneas de contención, pero no dejó de navegar con una fuerte personalidad y una respuesta colectiva encomiable. No contempló que era el colista; no miró jamás hacia el abismo del momento ni del porvenir. Estas respuestas heroicas se suelen dar en escenarios de este tipo y exigen una complicidad mayúscula, sin margen para el mínimo error. Y así sucedió después del descanso. El Éibar acorraló al Real Zaragoza, abrió el campo de par en par y colgó balones al área de todos los colores. Andrada se mantuvo como un coloso por arriba, por abajo, a media altura, arropando a un bloque cada vez más granítico, perfectamente escalonado para saltar a las ayudas del acosado, para cerrar los espacios y descoser balones hacia el cielo de Ipurua. Había que empatar como fuera. Ese punto, después del triunfo ante el Huesca y dadas las circunstancias, era una inyección de una enorme carga moral y mental para un grupo aún en apuros.

Kodro hizo el partido de su vida. Primero para llevarse todos los balones por arriba, descargarlos, amargar a Arbilla, Cubero y Nolaskoain y establecer el tempo ofensivo. Más tarde, de monolito junto a la muralla. Era capital e imprescindible que Rubén Sellés estuviera a la altura de sus soldados y y de cómo gestionar el soberbio esfuerzo que pedía la empresa. Y sí, ejerció de general desde su puesto de mando. Leyó con una nitidez sublime las necesidades, no se dejó llevar por las emociones, que hervían en esa caldera infernal, y fue goteando cada cambio como un orfebre. Primero Sebastián por Soberón para formar un doble lateral con Aguirregabiria por delante; más adelante metiendo a Moya y Tasende por los ya consumidos Keidi Bare y Valery. Por último dio respiro a Kodro e insistió en Bakis, quien sigue siendo útil al técnico. El Éibar impactaba impotente frente a un Real Zaragoza que, en contra de su costumbre, de sus limitaciones y una estructura absolutamente improvisada, se agigantó. Una vez había tirado a puerta, en la pena máxima transformada por Soberón. En medio de esa lucha contra los elementos con una disposición ejemplar, brotó Francho por la izquierda en una de esas carreras en las que sólo el centrocampista y su corazón atómico creen. Logró centrar, Nolaskoain despejó corto y Moya marcó desde cerca con la izquierda, con la colaboración del cuerpo de Bakis en la trayectoria. El delirio. La justicia poética. Y el turco que sale en el acta como como autor del tanto.

Hubo que sufrir un poco más y también en el alargue, con Andrada pidiendo atención médica y la ambulancia tras un mano a mano con Martón que el guardameta despejó con la yema de los dedos. Alkain había disparado antes por encima del larguero, a dos metros de la red. Hasta los dioses se pusieron del lado de un Real Zaragoza que terminó llevándose un partido que pudo ser una pesadilla pero que acabó con el plato lleno de perdices, de euforia, de felicidad. Con uno menos fue más. Ese ejercicio conmovedor y rociado de dignidad que sirve para robustecer la fe en la salvación no esconde sin embargo los riesgos que se corrieron y que pasan factura para la próxima cita contra el Leganés por la ineptitud de un Indias cuya atroz labor en el mercado de verano ha llevado al Real Zaragoza a tener que pelear por continuar en el fútbol profesional. La calidad de los fichajes deja bastante que desear, pero su apuesta por veteranos o futbolistas sin tono físico bien por naturaleza o por falta de ritmo competitivo en sus anteriores equipos es de un auténtico inconsciente. Deberían regalarle la fotografía de Gomes y Saidu de centrales. O la lista de caídos en la que figuran Tachi, Akoukou, Paulino… Ahora Insua. Antes Radovanovic y Valery. Esta semana es para disfrutarla, para extraer lo de lo acaecido en Ipurua lo mejor además de los puntos, un espíritu combatiente que Sellés, quizás el que más prestigio acumuló, debe prolongar con mano firme, evitando las múltiples zancadillas de una planificación hecha por el enemigo.

1.- Eibar: Magunagoitia, Cubero (Álvaro Rodríguez, m. 46), Marco Moreno (Alkain, m. 46), Nolaskoain, Arbilla, Corpas, Sergio Álvarez (Olaetxea, m. 46), Aleix Garrido (Magunazelaia, m. 87), Toni Villa (Javi Martínez, m. 74), Martón y Bautista.

2.- Real Zaragoza: Andrada, Aguirregabiria, Insua (Ale Gomes, m. 18), Saidu, Pomares, Raúl Gutiérrez, Keidi Bare /Tony Moya, m. 78), Francho, Soberón (Juan Sebastián, m. 68), Valery(Tasende, m. 68) y Kodro (Bakis, m 78).

Goles: 1-0, m. 22. Nolaskoain. 1-1. m. 30. Soberón de penalti. 1-2, m. 81. Moya.

Árbitro: Andrés Fuentes del Comité Valenciano.

Foto Real Zaragoza

One comment on “Heroico Real Zaragoza pese a Txema Indias

  • Leonardo , Direct link to comment

    En Andrada hemos encontrado algo más que un excelente portero, hoy lo paro todo y tiene un magnífico juego de pié, algo poco común en los porteros de la categoria, además de saber colocar biena a la defensa.
    Sin duda el gran protagonista bien secundafo por el resto del equipo.
    Todo el zaragocismo nos sentimos esperanzados y aliviados por este triunfo.
    Se va confirmando que Selles tiene en la cabeza un plan eficiente.

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