Estoy convencido que Fernando López respiraría aliviado cuando el árbitro del partido pitó el final del último encuentro en La Romareda. El gol en propia puerta del equipo gallego, que los últimos minutos no fueran dramáticos, el lleno en el coliseo zaragozano y el apoyo unánime de la afición blanquilla antes y durante el partido manifestaron el vínculo de la gente para colaborar en la permanencia y el rechazo hacia los dirigentes del club por el fracaso deportivo de esta temporada. Supongo que mirar de reojo a su jefe en el palco presidencial le haría sufrir al exdirector general de Atlético Otawa porque una bronca de Jorge Mas debe ser de «abrigo». De hecho la figura visible de la propiedad zaragocista no hizo declaraciones al final del encuentro, ni tampoco el club en su web ni a través de las redes sociales. Como era de esperar los medios de comunicación pasaron de puntillas incluso a lo que manifestó Gabi Fernández sobre su futuro, gracias al alivio de la supervivencia para dejar atrás la vergüenza de una campaña tan humillante como la que terminaremos mañana viernes.
Sospecho que a la cabeza visible de la gestión del club le traerá al pairo el sentimiento zaragocista, exactamente igual que a mí el Atlético de Madrid, el FC Barcelona o el Real Madrid. La diferencia está en que él cobra por desarrollar una actividad profesional envuelta en la construcción de un nuevo estadio, de poner a la venta su nombre y de intentar que el equipo tenga el mínimo potencial como para no rodar como las deposiciones en las tuberías, alcantarillas y cloacas hasta ser expulsadas al río como destino final. Dejar hasta el último segundo la renovación de Francho para que él mismo la comunicase al final del partido y así acallar los silbidos del público es muy deprimente. Tanto como el silencio posterior, insisto, favoreciendo las dudas sobre la continuidad del entrenador y de quiénes serán los responsables del área deportiva. Ya tenía que estar comprometida la nueva plantilla y aún hay incertidumbre sobre el fichaje de Kervin Arriaga por discrepancias económicas cuando se había deslizado el compromiso como algo asegurado por su importancia en la reacción del equipo.
Pronto se celebrará la finalización del campo desmontable que seguirá cuando se termine de construir la nueva Romareda como escenario de la Ciudad del Deporte aunque sea con la mitad de su aforo. Y los abonados aún no saben cómo renovar, si habrá asientos para todos, el precio y dónde serán colocados. Antes habrá que terminar la temporada con dignidad y salir al terreno de juego del Castellón con la suficiente competitividad para no ser humillados en Castalia, cuyo origen es el Castell Vell de donde procede la ciudad en 1252. Aunque también signifique la «fuente cercana al santuario de Apolo en Delfos» en el sur de Grecia pero cuya vinculación no está confirmada.