Juan Ignacio Martínez y el Real Zaragoza sólo han ganado un partido en diez jornadas y no ha sido en casa, donde este jueves se enfrenta a la Ponferradina. Ese déficit de victorias, producto en gran medida de la falta de gol, tiene al equipo en las profundidades de la clasificación, con unos números que a otros entrenadores le costaron el puesto en otras etapas. El técnico alicantino, pese a los resultados, conserva casi intacto su crédito por su extraordinaria labor del año pasado y apenas se le cuestiona en los grandes foros. JIM, sin embargo, va directo al grano. «Yo soy el primero que me cuestiono. Lo hago a diario, desde el mismo momento en que firmo un contrato, porque sé perfectamente cuál es mi profesión. Al entrenador sólo le vale ganar», dice tajante y realista el técnico del conjunto aragonés.
En principio no parece que vaya a buscar un giro en el equipo porque sigue confiando «en un sistema definido en el que siempre jugamos por delante del balón, con un gran despliegue que siempre mira a la portería rival. Pero esa propuesta vertical a veces hace que los otros equipos nos cojan en el repliegue y nos marquen antes. Eso quiere decir que algo debemos estar haciendo mal porque la victoria se resiste. Ahí entra mi persona para mejorar lo que no se está haciendo bien», cuenta Juan Ignacio Martínez. JIM entiende que la victoria no sólo es un bálsamo para sus jugadores. «Todo el mundo es consciente de que los primeros que queremos ganar somos nosotros, y sobre todo en La Romareda, ante un publico que por fin puede estar en el estadio. Vencer ya no es una necesidad sino una realidad. No podemos estar siempre con paños calientes.. Sabemos de la complejidad de la categoría con resultados muy ajustados y una máxima igualdad. La Ponferradina es un equipo humilde pero está arriba, luego algo está haciendo muy bien».
Seis empates, consecutivos, lo nunca visto. «Es una racha muy extraña con tanto empate. Algunos te saben bien y otros mal», comenta el entrenador. Para el encuentro de mañana cree podrá contar con todos, Nano Mesa y Francho incluidos, a la espera de un adversario al que elogia y del que advierte de sus peligros. «Es un equipo al que su míster, Bolo, lo tiene muy bien trabajado y no es casualidad que esté en la parte alta. Su transición ofensiva es letal y te presiona muy bien. Cuenta con Yuri, Sergi Enrich, futbolistas veteranos pero con un gran talento».