Jon Pérez Bolo, el rayo que no cesa

No iba para entrenador, pero Jon Pérez Bolo, el técnico de la Ponferradina, se animó primero con juveniles, después con el histórico Arenas de Getxo y desde hace cuatro temporadas su destino está ligado al equipo de El Bierzo, al que ascendió a Segunda para, como un cuidadoso artesano, darle forma y personalidad. Tanto que el Athletic, el club donde llegó del Danok Bat con 17 años y no pudo triunfar con Ziganda y Urzaiz como muros infranqueables en la delantera, le ha tenido en varias ocasiones en su lista para el banquillo de San Mamés. El ariete bilbaíno fue cedido a Osasuna y Hércules, pero la felicidad la encontró en Vallecas, en el Rayo, quien sí apostó fuerte con Juande Ramos de técnico de la Franja. Allí logró subir a Primera. la novena plaza en la Liga y disputar la Copa de la UEFA 2000-2001 gracias a la tarjeta de invitación fair play, la misma que el Real Zaragoza se estrelló en Cracovia, para convertirse en el máximo goleador de la competición con siete tantos junto a la aún joven leyenda búlgara del CSKA Sofía Dimitar Berbatov. En los cuartos de final, el Alavés de Javi Moreno le sacó de un camino que apuntaba a la final que los vascos disputaron y perdieron frente al Liverpool. Hace 20 años de aquel Rayo matagigantes que ganó al Barça en el Camp Nou por 0-2 con dianas de Bolo y que fue líder de Primera durante cuatro jornadas hasta que perdió esa primera posición al caer por 2-3 contra el Real Madrid al que se le ganaba 2-0 al descanso.

En Vallecas formó una pareja temible con Bolic y alcanzó el cénit de su carrera deportiva como futbolista. Mientras hacía goles, a su alrededor escuchaba conversaciones de otros compañeros atentos a la evolución de este deporte desde sus interioridades. Lopetegui, Pablo Sanz (segundo en el Sevilla, Luis Cembrabos, Míchel (ahora en el Girona)… Dos ascensos más a la élite con el Nástic y el Numancia y la retirada en el Barakaldo, donde desde la secretaría técnica comenzó a sentir la llamada de los banquillos, en constante contacto personal por amistad con aquel grupo de estudiosos con los que coincidió en en Rayo. A sus 47 años es el preparador con más continuidad en un equipo de Segunda junto a Pepe Mel en Las Palmas e Íñigo Vélez en el Amorebieta, con su inseparable y admirado Pablo Lago, otro de los héroes de aquel Rayo continental y entrañable, a su lado. Tras sus gafas de pasta azul, se presenta en La Romareda para meterse en ascenso directo. Jon Pérez Bolo tiene el aura de los profesionales hechos a sí mismos midiendo los tiempos, los clubes, sin urgencias y un estilo ganador que le ha aproximado a los playoff de ascenso con el conjunto de El Toralín.

Inquieto y en constante aprendizaje, está también al día para dejar sus opiniones en Twitter. Reflexiones y sugerencias que expone en las redes sociales sin aplicar filtros protocolarios. Lo mismo anima a su hijo Adrián, central fichado este verano por el Rayo B, que anima a Yuri, que se implica en llamadas sociales en la búsqueda de personas desaparecidas… Para pronunciarse sobre quién debió ganar La Voz, para pedir consejos sobre películas o, en su día, para amenizar el confinamiento compartiendo canciones de forma diaria y dejando huella de sus variados gustos musicales que van de SKA-P o Rosendo al el reggaetón de Gente Zona. Y es directo cuando hay que serlo, como cuando manifestó su apoyo al portero de la selección Unai Simón. «Vamooooooos !!!!!que grande Unai , a alguno se le tenía que caer la cara de vergüenza después de hablar de más , está demostrando una personalidad increíble , caer para levantarse como un campeón», escribió Bolo, un tipo directo que pilota la Ponferradina con mano firme y mano izquierda sin detenerse, sin cesar. Como el rayo.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *