El Real Zaragoza comienza este lunes su segunda travesía con la multipropiedad que lidera el empresario estadounidense tras una pésimo debut muy bien dulcificado por la maquinaria de propaganda y a expensas de un salto en lo deportivo que permita soñar con el playoff
Este lunes se pondrá en marcha con el inicio de la pretemporada la segunda experiencia de la multipropiedad que lidera el empresario estadounidense Jorge Mas bajo la sombra bien iluminada de Miguel Ángel Gil Marín, patrón del Atlético de Madrid y sus tentáculos en clubes afines o amigos. Los inversores, que desembarcaron en mayo de 2022 con la bendición de la familia Yarza y de la mano de Juan Forcén, actual consejero del club junto a Gustavo Serpa, Mariano Aguilar, Cristina Llop, Emilio Cruz y Laurence Cook, han desinflado la deuda del club y han ganado sin oposición ni rivales y con un anteproyecto de por medio la carrera para la construcción de la nueva Romareda. La motivación financiera que les impulsa sigue la ruta establecida, ahora sin obstáculo alguno con Jorge Azcón, padrino del estadio desde la alcaldía, a las puertas de la presidencia del Gobierno, y con Natalia Chueca al frente del Ayuntamiento de la ciudad. Todo va sobre ruedas, o lo parece, para un Real Zaragoza que, sin embargo, contará con un limite salarial muy similar al del ejercicio anterior y un gasto sujeto a una previsión moderada, una campaña en la que volvió a protagonizar un nuevo fiasco deportivo por la herencia de pasado en la plantilla y por varias decisiones muy desafortunadas de su director general, Raúl Sanhellí, desaparecido del foco desde hace algún tiempo.
La maquinaria de propaganda ha hecho su trabajo para edulcorar el accidentado aterrizaje. La merecida renovación de los canteranos sirvió como enganche emocional con una afición dubitativa, una estrategia envenenada después por Sanllehí al elegir a Juan Carlos Carcedo como entrenador, a Pape Gueye –comprado por el grupo al KV Oostende– como estrella goleadora y mantener en el cargo de director deportivo a Miguel Torrecilla, ya desgastado por una gestión funesta. Entre ambos firmaron una esperpéntica y sombría prolongación de contrato a James Igbekeme a la que nadie ha pedido explicaciones en público. Una vez más, el equipo se sumergió en la lucha por la permanencia, conseguida con una nada honrosa 13ª plaza, un posición que empeoró los registros del curso anterior con Juan Ignacio Martínez. La despedida de Alberto Zapater, un intachable espectáculo jamás contemplado en La Romareda en su historia de homenajes a jugadores ilustres por uno u otro motivo, resultó una ceremonia brillante por la organización y la avalancha de sentimientos que arrasó con un público entregado, pero, de forma directa o indirecta, acolchó cualquier crítica y fue explotada como motor de una comunión entre la institución y los fieles camino de un nuevo amanecer, el del añorado ascenso. Mientras, el futuro campo también hizo de cuña motivadora en los peores momentos.
Con Sanllehí lo más lejos posible de las cuestiones deportivas (o así debería ser), el futuro ha sido entregado a Juan Carlos Cordero. Ese porvenir lo sigue cargando el diablo y por ello, el ejecutivo se ha encargado de apaciguar a la masa renunciando a hablar del ascenso en la parrilla de salida, un costumbre arraigada cada pretemporada en forma de mensajes bíblicos o de pomadas desde el último descenso cuando llegaban estas fechas. Su trabajo es de tamaño ciclópeo mire por donde se mire: derruir casi por completo la casa y acertar con cada pieza nueva para dar un salto cualitativo que permita soñar primero y alcanzar después el playoff. Ya se ha encontrado, esclavo de una economía aún rígida, con algunas negativas de futbolistas pretendidos y escarba en el mercado de Segunda y en el humilde mapa europeo para darle al vestuario una gruesa capa competitiva que tenga que ver más con el grupo que con las individualidades. Es un zahorí en un crudo desierto. Se ha traído a Maikel Mesa, un veterano con trazos de buen centrocampista, y ha recuperado a Marc Aguado, estupendo gobernador del Andorra. Tiene en el bolsillo las firmas de Sinan Bakis, un artillero de mundo, y de Quentin Lecoeuche, lateral de la Ligue 2 francesa, otro futbolista curtido que se ajusta al perfil global que se quiere establecer en el equipo. No se han escatimado elogios para el delantero y el defensa, prefabricados en parte desde los despachos del club en dirección a las columnas de opinión. Todo el que venga tendrá que justificarse en el campo porque sus carreras profesionales difícilmente enamoran a primera vista.
Con un mes por delante para negociar y cerrar jugadores en casi todas las posiciones con la añoranza por Bebé y Giuliano y la posibilidad de una segunda etapa para para Mollejo, Cordero ya ha llegado a acuerdos de rescisión con Vigaray, Ángel López, Vada y Larrazabal y ha desechado la continuidad de Ratón y Zapater. La puerta de salida no obstante continúa atascada con Eugeni, Manu Molina, Quinteros, Igbekeme y Sabin Merino en espera de soluciones que sean lo menos gravosas posible para la tesorería y que condicionarán, sin duda, los recursos para invertir en nuevas adquisiciones. Este lunes, a las 18.30, nada menos que nueve canteranos taparán los vacíos por rellenar e intentarán hacerse notar entre los 31 citados, casos sobre todo del prometedor Pau Sans y Pablo Cortés, un zurdo de extrema elegancia, y entre los que también estarán el renovado Baselga y Luis Carbonell con el billete de cesión una vez más.
Hoy, Jorge Mas ha ofrecido una extensa entrevista en el diario El País donde se confiesa devoto del Real Madrid y del Inter Miami y hace alusión a su afecto por el Real Zaragoza y su gente. «El amor al fútbol me entró en el Santiago Bernabéu en 1973. Yo he sido blanco por muchos años, y lo llevo en el corazón, lo sabe Florentino Pérez. Ahora soy rosa y negro [colores del Inter]. Y convertirme en presidente del Zaragoza también cambió mis lealtades. Le he cogido un cariño a Zaragoza y a los maños extraordinario», comenta el directivo. Ese Real Zaragoza que vuelve a presidir desde Florida parte, por mucho color pastel con que se quiera pintar el proyecto deportivo, del kilómetro 0 tras el castañazo de la temporada pasada. La segunda aventura, eso sí, promete no dejar indiferente a nadie para lo bueno o para lo malo.
Foto: el Periódico de Aragón
Recemos que le salga bien a Cordero.
Una buena noticia es que quiten del medio de fichajes al catalán, porque fue nefasto en lo que el creía, CARCEDO, TORRECILLAS, QUINTEROS, PAPE, ALARCON, y el colombiano FUENTES, no acertó en ninguno, y veo bien que ahora la responsabilidad se le de a CORDERO, que es un profesional y lo ha demostrado desde el GRANADA, CADIZ C.F. y TENERIFE y se confía más en el de CARTAGENA, que en el catalán.
M
No me ha gustado las declaraciones del JORGE MAS, que es merengue primero debe ser del REAL ZARAGOZA y está visto y comprobado que el ha venido al negocio del campo de fútbol, que se hará en cinco años, y dice que dejará al equipo entonces en primera eso ya lo veremos y cuando haga el campo de la ROMAREDA , ya veremos que hace el tal JORGE MAS .