Quién lo iba a decir. El pueblo solicitando que Juan Forcén fuera expatriado del Real Zaragoza con el resto de la Fundación y en un plis plas el empresario, haciendo valer su empatía con el grupo inversor y el asfaltado que le hizo para que llegara, será el virrey de la Junta Extraordinaria que se celebrará mañana en la Cámara de Comercio a puerta cerrada. Junto a Mariano Aured y Raúl Sanllehí, apoderados mancomunados, y Gustavo Serpa son los únicos confirmados en esta cita a la que se sumará vía pantallazo el presidente Jorge Mas, que se ha excusado al coincidir con la graduación de su hija en Londres. Para conocer car a cara a Laurecen Cook, Emilio Cruz y Mariano Aguilar, los otros miembros del órgano administrativo, habrá que seguir esperando pese a que se unirán a la reunión virtual. Forcén, por lo tanto, ocupará el trono físico ratificando su continuidad en un orden del día que tiene como puntos álgidos los distintos nombramientos y la ampliación de capital de 14,613 millones de euros. Quién lo iba a decir.
La sesión, que se desarrollará en un contexto estrictamente empresarial (lo que ocurre en Las Vegas se queda en Las Vegas), quizás pedía un esfuerzo de sinergias para que alguien de esta cúpula recién estrenada además de Serpa estuviera en Zaragoza. Se permitirán cámaras al comienzo para inmortalizar el momento y al final el club facilitará información de los temas tratados. Están en su derecho, pero ahora que había acabado la glaciación de la Fundación, un rayo de luz no hubiera sobrado en esa sala blindada. Con Forcén sentado en la vieja poltrona con nuevas incrustaciones de poder, está claro que la edad de hielo no ha llegado del todo a su fin y menos en cuestiones de transparencia. Y eso que el Real Zaragoza, según dijo Jorge Mas, es la joya de la corona.
Comienzo de esta nueva andadura, muy decepcionante hasta ahora