La ambulancia de Miguel Puche

El delantero, el futbolista que más sale desde el banquillo, ha sido siempre el elegido para sustituir a Azón, Mollejo y Giuliano en sus lesiones y apunta a jugar de titular lo que resta de curso en lugar del argentino

Miguel Puche declaró en una ocasión que no se consideraba un jugador de diez, pero sí un futbolista de nota alta en la mayoría de las cosas. Quizás fue un poco generoso consigo mismo en esa calificación, pero sí es cierto que a base de pundonor y espíritu de sacrificio se ha ganado un lugar destacado en la primera plantilla, donde se ha convertido en un futbolista de club. Juan Carlos Carcedo le dio tres partidos de titular y Fran Escriba, seis. No ha logrado la continuidad en el once porque Giuliano, Mollejo, Azón y más tarde Bebé se lo han puesto muy caro y porque, además, en un conjunto con poco gol tampoco aporta mucho en este aspecto. Sin embargo, ha participado en 32 de los 38 encuentros celebrados hasta el momento, por lo general, en 23 ocasiones, partiendo desde el banquillo. Ningún otro ha sido llamado a filas tantas veces para relevar a un compañero. Con pocos o muchos minutos por delante, el canterano, que firmó su primer contrato profesional hasta 2025 sobre la bocina del mercado de verano, cumple sin rechistar.

El destino, si no ocurre nada extraño que rompa con la dinámica actual en cuanto a la jerarquía del grupo, le reserva la oportunidad de salir en el equipo inicial desde el principio en las cuatro jornadas que restan para el final del campeonato, algo que no había conseguido en las dos campañas que lleva en el conjunto aragonés. La lesión de Giuliano frente al Las Palmas, un esguince de rodilla de grado I que dejará al argentino fuera de circulación, hizo que el técnico recurriera a Puche, al igual que había hecho antes en la recaída de Azón ante la Ponferradina y tras la fractura de tobillo que sufrió Mollejo en Andorra. El entrenador tiene otras dos opciones para suplir la baja de Simeone si quiere seguir con su esquema de cabecera, el 1-4-4-2: la de Gueye, algo que se antoja muy improbable por el triste rendimiento que está ofreciendo el senegalés, y la de Pau Sans, un juvenil con talento a quien no ha contemplado hasta ahora con la suficiente madurez competitiva como para entregarle casaca entre los elegidos.

La ambulancia de Miguel Puche aparece por lo tanto una vez más para una situación de emergencia. Acompañaría a Azón en ataque, con quien este ejercicio sólo ha coincidido en una fecha en la formación inicial, en El Molinón frente al Sporting, aunque en aquella oportunidad lo hizo caído en banda. Sus prestaciones le avalan para ser la apuesta en la doble punta, ya que se ajusta al perfil físico y de actitud de sus camaradas en la vanguardia del Real Zaragoza. Un punto por debajo de la velocidad de Azón y sobre de todo de Giuliano, y también con menos relación con la portería –este año sólo ha marcado un tanto al Leganés–, ejerce un barrido de la zona muy similar gracias a su alto nivel en la presión y un elevado grado de disciplina defensiva. Si Escribá no dice lo contrario, Puche pasará ayudar en de la sala enfermería a intervenir en la mesa de operaciones.

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