Suele utilizar el departamento de comunicación del Real Zaragoza la estrategia de la discreción después de una derrota. Y más si ésta es en la Romareda y no estaba prevista. Los medios locales, por sistema, también se dedican a otros clubes y deportes como la SD Huesca y los equipos masculino y femenino de baloncesto en la élite. Con el Casademont es plausible pero con el equipo oscense parece un ejercicio de comparación, que ya se hacía cuando los del Alcoraz brillaban más que los blanquillos. Que estemos en la semana de las Fiestas del Pilar ayuda a diversificar los artículos hacia otros asuntos de calado popular o incluso a la posibilidad cada vez más reducida de que Zaragoza sea sede de alguno de los partidos del Mundial 2030. Desde Marruecos anuncian que la final se celebraría en un formidable y carísimo estadio de nueva construcción cuando las noticias del terremoto de Marrakech ya se han olvidado como los miles de muertos, desaparecidos y personas sin hogar. Es posible que para entonces Ceuta, Melilla y las Islas Canarias sean propiedad de este país; de hecho, ya están pensando en extraer el equivalente a más de cien mil millones de dólares en petróleo justo en las aguas de Lanzarote.
Curiosamente mientras el gobierno de Sánchez modificaba históricamente su relación con el Sáhara occidental, el país de Mohammed VI firmaba un acuerdo con Biden para la cooperación en defensa. Y el pasado julio Israel reconocía la soberanía de Marruecos sobre este mismo territorio tras alcanzar acuerdos de inteligencia. Da que pensar que el martes, en el estadio del Raja Casablanca, miles de seguidores del equipo magrebí animaran a Hamás con banderas palestinas. Es difícil que un gobierno con acuerdos con Estados Unidos, Israel y la Unión Europea siga desarrollándose cuando parte de su población es favorable al yihadismo, con un Mundial de Fútbol en juego. Mientras tanto ahí estamos con el balompié maño centrado en si es necesario sustituir a Fran Escribá y aportando nombres de quien sería su recambio en caso de perder en Gijón.