El lateral, el aragonés con más internacionalidades vistiendo la camiseta del Real Zaragoza, fue el último jugador de la tierra en defender a España en este torneo
A los 56 años le ves en viviendo los partidos del Real Zaragoza y cuesta diferenciar entre el Alberto Belsué delegado y el jugador. Nunca ha conseguido, ni lo ha pretendido porque le resultaría imposible, desprenderse de aquella camiseta con la que ganó una Copa y una Recopa y que ya es parte de su piel, la que le permitió debutar con España en 1994 y le convirtió en el aragonés con más internacionalidades, 17, representando el escudo del león. Belsué es una eminencia que navega entre la humildad y la pasión, ocupado ahora en labores domésticas del equipo que en nada ensombrecen su leyenda ni su entusiasmo a la hora de compartir cada instante. Vibra, anima, le anudan los nervios el corazón. Regala cariño a cada futbolista como un padre, como un hermano, porque desde su puesto sabe perfectamente que los códigos del fútbol no sufren el desgaste del tiempo ni las modas. Y tampoco entienden de categorías. Lo suyo es el zaragocismo por naturaleza. Testigo y protagonista de un pasado épico, sólo sabe mirar hacia delante, como cuando la banda derecha se le ofrecía cual pasillo de aventuras.
Dentro de cinco días, el 14 de julio, arrancará en Alemania una nueva edición de la Eurocopa, donde la selección de Luis de la Fuente buscará su cuarto título después de conquistar los de 1964, 2008 y 2012. Superaría a los anfitriones y se convertiría en el país con más trofeos continentales. Alberto Belsué, quien el próximo 16 de noviembre cumplirá el 30 aniversario de su estreno con la Roja entrenada por Javier Clemente frente a Dinamarca en el Sánchez Pizjuán, fue el último aragonés como integrante de la plantilla del Real Zaragoza en estar presente en esta una competición de máximo nivel internacional. Fue titular los ocho encuentros de clasificación que disputó, con dos asistencias ante Chipre, y se plantó en Inglaterra 96. Jugó en el empate contra Bulgaria y fue suplente frente a Francia y Rumanía.
En los cuartos de final, fase maldita, Inglaterra y España se citaron en el santuario de Wembley. Clemente le incluyó en el once junto Zubizarreta, Sergi, Alkorta, Abelardo, Nadal, Hierro, Amor, Manjarín, Kiko Narváez y Salinas. Los 75.000 espectadores, después de una eliminatoria sin goles, tuvieron que esperar hasta la tanda de penaltis. Clemente se acercó a Belsué y le dijo que estaba entre los cinco elegidos. No era un especialista, pero, fiel a su carácter y personalidad, aceptó el reto. En su turno, después de que Hierro hubiese enviado la pelota al larguero y Amor anotase, el lateral tocó suave a la derecha de David Seamen, pero el portero del Arsenal a quien Nayim había humillado un año antes en el Parque de los Príncipes, adivinó el lanzamiento de Nadal.
Fue la única y dolorosa ocasión que perdió con España. Después regresaría a tres convocatorias para la clasificación del Mundial 98… Carlos Lapetra logró el oro en la Eurocopa de 1964 y jugó el Mundial de Inglaterra 66 y Javier Villarroya, el de Italia 90. Violeta acudió con España en 14 ocasiones. Los tres, sin embargo, fueron superados en participaciones como futbolistas del Real Zaragoza por Alberto Belsué, aquel 2 de inconfundible heráldica aragonesa, un defensa travieso y valiente. El último embajador local de un gran acontecimiento que sigue sirviendo a su patria, el club, con todos los honores y el orgullo intactos.