Un Real Zaragoza carnívoro se distancia 2-0 en el marcador, pero vuelve a pagar de nuevo fallos capitales para dejarse remontar por un Eibar que resucita también gracias a su calidad global e individual (2-3)
Quizás todo se resuma en que el Eibar es mejor para comprender cómo un Real Zaragoza que ganaba 2-0 en el descanso con una exhibición de ambición y pegadas carnívoras, terminó perdiendo. Un encuentro se compone de muchos asaltos, como dicen los entrenadores, de partidos dentro del partido, y en esa variedad de momentos y decisiones, el conjunto aragonés bajó la guardia cuando se veía campeón, tambien afectado por el desplome físico que le supuso una primera parte de esfuerzos espectaculares. Estuvo con la tercera plaza en la mano en mitad del huracán que fue y este domingo podría salir por primera vez esta temporada de la zona de promoción si el Valladolid gana al Andorra. Caería más bajo en función de los resultados de Racing y Sporting ante Burgos y Albacete, con lo que la herida de esta nueva derrota en casa, la tercera consecutiva, tendría peores consecuencias a nivel de estado de ánimo. Con Cristian de regreso a la enfermería lesionado como guinda fatal sobre un equipo capaz de ser héroe y villano en el mismo escenario, representado especialmente en la figura de Jair, coautor del espléndido segundo tanto obra de Grau y cometiendo dos errores capitales: dejarse ganar la frente y la espalda por Bautista en dos ocasiones para que los armeros empataran y cometer la falta que Aketxe, el mejor especialista de la categoría en ese tipo de acciones, convirtió con maestría en el 2-3 en el minuto 87, ese tiempo que, como ya ocurrió en El Molinón, no sabe interpretar para conservar las ventajas.
La apuesta de Fran Escribá volvió a ser la correcta y, pese a que el Eibar mantuvo el balón y Stoichkov probó los reflejos siempre activados de Cristian, el Real Zaragoza comenzó a carburar a toda máquina con una presión muy elevada, conduciendo el choque a su terreno pasional, con los guipuzcoanos incapaces de hacer que su académico control pudiera con el vendaval que se le vino encima en los últimos seis minutos de la primera parte. Un sutil toque de cabeza de Manu Vallejo para la carrera central de Mesa acabó con un latigazo del canario que azotó la portería de Luca Zidane, simple espectador de un gol de bandera. El equipo aragonés hizo que la pelota hallara más poesía y sangre en sus pies, activada por un juego colectivo con mas sentido ganador que el de los vascos. El marcador era estupendo, pero Quentin lanzó un balón al área en busca de más munición y con Jair en la posición de ariete. El portugués se encumbró en la acrobacia, con un control de pecho y una asistencia para Grau sin dejar que el esférico llegara al césped. El centrocampista voleó con la derecha para deshilachar los guantes de Zidane. Había barra libre en la fiesta, con La Romareda maravillada por la valentía, el atrevimiento y la grandiosa capacidad de finalización de sus futbolistas. En lugar de arrinconarse para vivir de las rentas, dio continuidad en la segunda mitad a su codicia.
¿Qué sucedió para que ese Real Zaragoza en la cima de montaña rusa se despeñara? En principio, el Eibar empezó a hacer bien su trabajo. Entró Aketxe, un mensaje por lo general inquietante, y Matheus y Mario Soriano se apoderaron por completo y con mucho desparpajo de un territorio que había sido propiedad de Aguado, Grau y las ayudas de Mesa y Valera en el marco de un agudo sentido del corporativismo. El peaje físico se hizo muy evidente, con vías de agua por dentro que exploraron y conquistaron Stoichkov y Bautista, la sociedad que desmembró a una defensa condescendiente para robarle el alma por el corazón del área, donde las concesiones son pecado mortal. Un pase filtrado del extremo dejó al punta en condiciones de marcar con Lluís López y Jair sin acudir al pasillo. Si en Gijón fue Poussin, en la noche de este sábado el defensa portugués se llevó todo el protagonismo negativo dejando que Bautista le ganara la posición. El ex de la Real puso el 2-2 en el pecho de Stoichkov, que ratificó que la diana del Real Zaragoza se le da de lujo. En mitad del desconcierto, recayó y se fue Cristian -con la renovación hasta 2025 bajo el brazo al cumplir diez partidos este curso como estaba estipulado en su contrato–, otra señal que invitaba al pánico.
Poussin, animado por La Romareda y por sus compañeros, sobre todo Mesa, se expuso a otra circunstancia complicada, con el conjunto aragonés de caída. Fue recibido con cariño, pero ese chute de miles de perdones no contagió reacción alguna. Tampoco el resto de los cambios pese a que pudieron maquillar el resultado una vez que Aketxe y su zurda martillo clavaran una falta directa muy lejos del alcance de Poussin. Zidane sacó una mano de la chistera para evitar que un lanzamiento de Bakis se introdujera junto al poste que cubría y en la última jugada del encuentro, el portero francés hizo de sus brazos aspas para despejar un cabezazo de Toni Moya a un par de metros de lo que pudo ser la igualada. El Real Zaragoza, cuya mejora coincide con un serial de pájaras que le mantienen otra semana más reñido con el triunfo, y ya van seis en siete partidos de los que sólo ha conseguido 5 de 21 puntos, fue cruel consigo mismo. La faltó madurez competitiva a largo plazo ante un adversario que en el cómputo global del combate fue mejor.
2 – R. Zaragoza: Cristian Alvarez (Poussin, m.70); Borge, Lluís López, Jair, Lecoeuche; Maikel Mesa, Marc Aguado (Toni Moya, m.75), Jaume Grau, ; Germán Valera (Bermejo, m.70), Iván Azón (Bakis, m.65) y Manu Vallejo (Mollejo, m.65).
3 – Eibar: Luca; Tejero, Berrocal, Arbilla (Venancio, m.88), Ríos Reina; Sergio Álvarez, Matheus; Corpas (Aketxe, m.57), Mario Soriano (Vencedor, m.88), Stoichkov; y Bautista (Quique González, m.81).
Goles: 1-0. M.38. Maikel Mesa; 2-0. M.44. Jaume Grau; 2-1. M.62. Bautista; 2-2. M.67. Stoichkov; 2-3. M.87. Aketxe.
Arbitro: De la Fuente Ramos (Comité de Castilla y León). Amonestó con tarjeta amarilla a Maikel Mesa, Mollejo y Jaume Grau, del equipo local, y a Ríos Reina, Corpas y Tejero del visitante.
Incidencias: partido correspondiente a la duodécima jornada de Liga de Segunda división disputado en el estadio de La Romareda de Zaragoza ante 24.056 espectadores.
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— Real Zaragoza 🦁 (@RealZaragoza) October 21, 2023
Jair: «Me tengo que poner las filas porque es un fallo gordo mío»
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Bla, bla, bla…siempre lo mismo. ¿Porqué será que todos los jugadores de todos los equipos de esta categoría infame corren y se matan por cada balón hasta el último segundo y a estos les pesan las espinilleras a los 20 minutos y se lesionan todos de tanto correr? Pero tranquis majos que tenéis embelesados a unos 20.000 devotos y los remilgados dueños del club no van a tomar medidas como se hacía antaño con los entrenadores, que a la de tres perdidos, a la calle. ¡¡Todo está guay equipazo!!, ya sólo quedan 30 puntos para llegar a los 50 y quizás no bajar a primera RFEF donde hay unos cuantos equipos bastante mejores que este Zaragoza.
Está claro que el Eibar fue y es mejor equipo que el Zaragoza, Sr. Hernández, pero lo cierto es que es y fue mejor que el Huesca y perdió dos puntos en su casa. Cómo se explica?
La realidad es que en dos partidos consecutivos el equipo se ha desplomado en la última media hora de los partidos. En Gijon, si el partido dura cinco minutos más, se hubiera perdido también . Eso demuestra las deficiencias en la condición física de los jugadores como primera conclusión.
Segunda conclusión : Los cambios en las segundas partes no mejoran el equipo.
Este vestuario desconoce por completo lo más elemental de la recomendaciones estoicas, es incapaz de sobreponerse a la adversidad. En los dos últimos partidos se jugó aceptablemente, pero les pierde la falta de carácter. Se dice que sólo el burro tropieza contra la misma piedra, añadamos al Zaragoza.
Muy lamentable todo lo que está pasando. En Burgos veremos…