La muerte de la justicia poética

La marcha de Juan Ignacio Martínez ha dejado un poso de injusticia poética, pero el fútbol sólo se escribe en prosa en los despachos. Veloz u oportuna; caprichosa o argumentada; muchas veces con razones que sólo la sinrazón entiende. JIM se va, al margen de los gustos personales y estéticos sobre su forma de actuar, con la satisfacción del deber cumplido y con ese interrogante que ya nunca se despejará de si con una mejor plantilla podría haber logrado cotas más altas. No hay tragedia en su adiós, ni siquiera drama. El técnico se ha encargado de normalizarlo todo en una elegante carta de despedida, porque si algo tiene JIM es su conocimiento de este universo fugaz y de las fórmulas para tratarlo con modesta perspectiva.

La nueva propiedad ha considerado oportuno no renovar su contrato. Si es cierto que el grupo que lidera Jorge Mas va afrontar una revolución de calado, cualquier movimiento se contempla dentro del marco de un futuro distinto y mejor. Así se comprende en el cambio en el banquillo. Pero hay algunos indicios que indican que esa mutación va camino de ser bastante contenida. La continuidad de Juan Forcén en el consejo de administración y la oferta de un cargo a Luis Carlos Cuartero, dos de las peores herencias de la Fundación, son señales de que muchas piezas del viejo puzzle van a formar parte del nuevo. Entre ellas, Miguel Torrecilla.

Que el director deportivo, como así parece, renueve en su cargo sólo tiene explicación en la cabeza de Raúl Sanllehí. Al igual que quedó admirado por el zaragocismo de Cuartero, parece ser que contempla a Torrecilla como un ejecutivo capaz o como el títere adecuado para dirigir él mismo las operaciones. El historial de Torrecilla en el Real Zaragoza como para no ofrecerle ni por lo más remoto una segunda oportunidad. Es cierto que los anteriores propietarios le dejaron calderilla para renovar, pero se lo gastó en apuestas perdidas de antemano. Sin capacidad en la captación y sin personalidad en la negociación como ratificó el caso Sabin Merino. Con una libreta muy limitada y un discurso desenfocado.

JIM fue cómplice de su amigo, es cierto, pero han sido el técnico y los futbolistas los que han permitido que el Real Zaragoza no sucumba a la falta de dinero y a la ausencia de ingenio de su director deportivo. Se va Juan Ignacio sin embargo y se queda Miguel. Lo dicho, la justicia poética ha vuelto a morir.

02 comments on “La muerte de la justicia poética

  • Entryes , Direct link to comment

    Es incomprensible que Torrecilla se quede en el puesto que sea en el real Zaragoza. No vale ni para darle sombra al botijo

  • Maño de Vilassar , Direct link to comment

    Curioso. El Director Deportivo que trajo al entrenador, al que le aportó saldos de jugadores (excepto Grau), se queda y el entrenador se va. Muy curioso…No comenzamos bien la nueva etapa

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