La normalidad en La Romareda

Se acerca de nuevo ese momento tan deseado y al mismo tiempo tan temido, la vuelta a La Romareda. Un espacio que fue mágico durante décadas y que en estos últimos tiempos se ha convertido en un campo de batalla donde vencer es algo tan difícil como ocultar la tensión en todos los frentes del conflicto deportivo. La salida al terreno de juego suele ser intensa pero al disputarse los primeros quince minutos el equipo se bloquea, se desconecta y pierde la posesión del balón. Hay veces que se recurre al sentimiento y los jugadores de la cantera toman la bandera y buscan el gol en solitario; en ocasiones se llega al empate pero sin que el desarrollo táctico de los diferentes entrenadores haya sido el sistema para puntuar.

Es evidente que los técnicos adversarios saben cómo derribar las murallas del coliseo zaragocista y que es más fácil destruir para conseguir al menos el empate en partidos que se hacen largos y pesados. Faltan jugadores en puestos clave del equipo y suplentes que lleguen con energía propia al campo para elevar el nivel de exigencia. En mi opinión la cesión de Kervin Arriaga ha sido un acierto porque es un futbolista que ha llegado en condiciones para jugar de inmediato, es combativo y alto, además de ejercer un papel de cinco muy eficaz. Pero no es suficiente y aún quedan muchos partidos por disputarse hasta llegar a la frontera de la permanencia. No sé qué pasa con Aketxe que me daba la impresión de ser un líder sobre el terreno de juego pero que hasta el momento ha pasado inadvertido. Como con Soberón, que ofreció una magnífica sensación por su acierto goleador pero que las lesiones han jalonado su continuidad. O Bazdar, que entre problemas físicos y acumulación de amonestaciones ha dejado solo a Iván Azón que se esfuerza cada jornada aunque sepa que su futuro está fuera del Real Zaragoza.

Con Lluís López sancionado para el domingo y Jair que tiene más ganas de irse del club aragonés que otra cosa, es fundamental la llegada de un central de garantías. El capitán no estuvo muy acertado con sus declaraciones sobre la afición de la Romareda y eso hace que esté inquieto. MAR pudo rectificar y suavizar su opinión en torno al graderío pero el futbolista no ha sido nunca un favorito del público aunque parece que sabe llevar el vestuario. Como también encontrar un goleador, misión imposible las últimas temporadas y eso que han venido de todo tipo y condiciones desde los tiempos de la Fundación. De momento, con lo que hay, es obligatorio ganarle al Cádiz y jugar con inteligencia, no digo ya con talento, para sumar tres puntos y normalizar poco a poco la rentabilidad del estadio municipal.

 

 

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