De todos los accionistas del Real Zaragoza que conforman la Fundación, la familia Yarza, con un 13,46% de acciones, ha adquirido un protagonismo estelar en la compraventa del club. Fernando de Yarza ha sido el abanderado de la búsqueda de un fondo de inversión que, según el empresario, es el único en liza pese a que en la LFP han recibido alguna llamada interesándose por la situación financiera de la entidad. El Heraldo de Aragón, como era de esperar por los privilegios conseguidos al formar parte de la SAD, fue el primero en destapar que existía una sociedad, Spain Football Capital, integrada por los hermanos Álvarez del Campo, unos transportistas de origen asturiano e hijos del periodista Cándido, y Francisco Domínguez, un abogado catalán experto en derecho deportivo. La singular terna no ha dado una sola señal de vida en una negociación que comenzó su andadura en diciembre, y la operación, siete meses después, es una continua sucesión de demoras como consecuencia del repaso de las cuentas de la futura propiedad. Tras la cortina de la confidencialidad, la sospecha de que la mudanza accionarial está más abortada que atascada crece cada día, mientras se presenta no sin ingenua o premeditada intención a César Alierta como un mero espectador informado de las gestiones por Juan Uguet y Fernando Sainz de Varanda.
El poder del Heraldo en esta ciudad y en esta comunidad es un hecho incuestionable, portada fija en cada acontecimiento por longevidad, influencia y buenos profesionales a todos los niveles. Sus tentáculos todo lo alcanzan y su fuerza mediática le ha convertido en un titán respetado y temido. Ahora bien, el haberse erigido en estandarte de la búsqueda de una salida nada honrosa de los patronos entre los que se incluye le ha situado en una delicada situación, lejos de su habitual ecosistema dominante. Partiendo de la situación más ventajosa para informar de los acontecimientos, posición reconocida y reclamada cada vez con más énfasis y crítica por parte de la afición, sus páginas aportan lo justo, con vacíos considerables y textos con abusiva utilización del condicional. Una estrategia que se justificaría con la prudencia y la administración de la documentación que posee, pero que no termina de cerrar el frágil círculo de sucesos sobre una compraventa en apariencia demasiado accidentada.
Si hay alguien interesado en que se produzca ese acuerdo lo antes posible, al margen de César Alierta, ese es el Heraldo ya que se juega en esta partida una buena porción de una bien ganada credibilidad y oficio en su terreno. Se metió dentro de las fauces del Real Zaragoza (con un par de caballitos de Troya) para tener un control directo sobre los acontecimientos que acontecen en el club, pero midió mal el peligro de querer domesticar un animal salvaje, bello como ninguno y hambriento económicamente que no consiente domadores. Se ha ganado una legión considerable de enemigos, la mejor y la peor posible tratándose de zaragocismo, que espera entre el vértigo y la ansiedad que los acontecimientos lleguen a buen puerto. Si no entrega una portada convincente, con Fernando de Yarza presentando en sociedad a los inversores con ojos, cara y capital suficiente, el Heraldo tendrá la peor prensa de su historia en el escaparate aragonés. Porque con el Real Zaragoza y su gente ha topado.
El caballero de la triste figura, el Heraldo. Pero la soberbia de esa burguesía aragonesa les impedirá ver el tamaño de su error en la interesada gestión que están realizando. A veces siento pena por sus redactores, sobre todo los de deportes. Hay que comer cada día pero la dignidad también tiene un precio, como la muerte (eso titulaba el cineasta Sergio Leone)