La renovación del ángel caído

Tiene Cristian Álvarez el inconfundible aura del ángel caído, de bello demonio que no deja de buscar su paraíso, y no sólo el deportivo. El Real Zaragoza es el gran fragmento de ese edén imposible para cualquier portero en el que ha encontrado la paz sin perder la locura, esa bendita virtud de cualquiera que en lugar de jugar el balón con los pies, como Dios manda, lo ataja con las manos. El club acaba de renovarle una temporada más, hasta 2024, donde cumplirá al menos siete campañas consecutivas, posiblemente todas ellas de titular, algo que sólo supera Yarza con Los Magníficos en la historia del club aragonés. Siete de ellas en Segunda y… Rescatado por Lalo Arantegui de los más profundo de la tierra, de lo más elevado de las montañas interiores donde el argentino se refugió un día huyendo de las preguntas vitales que le perseguían, a los 32 años y después de una carrera diseminada en viajes de ida y vuelta a través del Atlántico y del banquillo en la mayoría de las ocasiones(Rosario Central, Espanyol, San Lorenzo, Rayo Vallecano y Cerro Porteño), el viejo rockero había decidido tatuarse la despedida. Jugaba con los amigos y el aire puro de las alturas, centrado en sí mismo, dentro del área de lo verdaderamente importante: la naturaleza de las cosas menos importantes. Pero algo encendió el fuego de nuevo. Quizás un reto; es posible que la curiosidad y cierta nostalgia de un lejano bolero compuesto en el vestuario; seguramente la tentación de volver a volar y escuchar rasgarse el estadio con el eco de la admiración por sus intervenciones.

Desvinculado de la heroicidad pese a todo, enmascarado de ser humano tan normal, este singular arquero que se congela y arde frente al mismo lanzamiento enemigo, se ha ganado la devoción del público. Con sus penaltis parados y la liturgia catatónica con que los envuelve; con sus paradas del tiempo y la reducción de los espacios que achica las ventajas de los delanteros por colosales que parezcan a cabezales de aguja; con la personalidad de quien ha besado la boca del volcán para quemarlo y ha surfeado sobre las crines de la lava desde el cráter hasta la orilla de los infiernos. Pese a esas salidas  de genio chiflado a quien el experimento le explota en la cara. Cristian Darío Álvarez parecía condenado a ser uno más entre tantos y, sin embargo, en este equipo ha sido considerado como el meta más influyente en la biografía zaragocista al margen de la categoría, que es como recibir el nobel de su profesión en un campo que jamás se atrevería a otorgárselo a otro tipo con guantes en las manos por mucho cariño y respeto que acumularan. Cedrún, Juanmi, Láinez, Nieves, Irazusta, Villanova, Andrés Lerín, Pedro Lasheras… Esa colección de gigantes por trayectoria o títulos  perdura en la buena memoria, pero el argentino se ha instalado además en el corazón partido de desesperanzas de una afición que valora la perseverancia de este ángel caído por devolver el extraviado espíritu del Real Zaragoza al paraíso del que fue expulsado. Uno sobre las alas del otro, como en el Anxo Carro cuando metió aquel gol que supo a gloria, a salvación.

CRISTIAN  IGUALA A JUANMI (Reportje)

One comment on “La renovación del ángel caído

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *