La salvación, divino tesoro

Francho, en un partido de autor, Azón y Tejero de penalti firman la mayor goleada de la temporada (3-0) para certificar la permanencia a lo grande en un curso pequeño

Imaginar un final tan feliz en una temporada de amarguras de todos los colores no entraba ni en la mente de Julio Verne. Con goles juveniles de Francho e Iván Azón, divinos tesoros, un par chicos de la cantera, para certificar la permanencia a falta de dos jornadas. Con un penalti de Tejero a lo Panneka. Con la mayor ventaja del curso. La más grande de las alegrías posible en un contexto de sufrimientos, con Juan Ignacio Martínez componiendo puzzles defensivos, buscando el equilibrio sin redes de seguridad, inoculando amor propio y autoestima en un equipo que recogió abandonado y tísico en el orfanato. Había que sumar los tres puntos y punto, pero hubo una revolución en esa constelación inestable con estrellas emergentes que promocionó Iván Martínez, con joyas expuestas desde hace tiempo en el escaparate. En un partido que parecía destinado a alargarse entre necesidades y precauciones brotó la mejor versión de un equipo reconstruido para proteger su portería y que ante el Castellón bombardeó la del enemigo. Caída de telón con aplausos entre un público entregado al espectáculo de este último acto, pero penitente y agotado por una obra indigesta e insufrible, por la novena temporada consecutiva en Segunda División como logro asumido por su significado, el de la supervivencia institucional que ha puesto en máximo peligro la Fundación 2032.

Francho se vistió como solía hacerlo aquel elegante modisto del Milan llamado Pirlo, con un fútbol sencillo, de omnipresencias posicionales y una visión del juego privilegiada. El zaragozano compuso partituras en un partido para sordos y hubo que escucharle. Clase, talento y felicidad en sus botas al margen de que el Castellón pusiera escasa o nula resistencia pese a que sus penurias le obligaban al triunfo. Su gol, su primer gol en Liga, lo tuvo todo: captura, conducción, paredes con Narváez y un disparo letal a la escuadra. No se había visto nada igual en toda la temporada, una maravilla arquitectónica donde reinaba el ladrillo y la cuadratura constructora. Bonito, todo fue bonito en la actuación de Francho, que eleva su valor en un mercado que ya lo tenía en el punto de mira.

Para que todo quedara en casa en esta cita con la paz espiritual, Zapater botó un córner y Azón llegó al segundo palo con la fuerza del huracán que arrasa hasta con su propio corazón, acelerado de adolescencia y naturalidad. Marcó con el hombro cuando su intención era hacerlo con la cabeza. Este ariete que se cena centrales a riesgo de que le borden la piernas y el cuerpo a patadas es una fuerza de la naturaleza a la que hay que domesticar sin restarle un gramo de su bendita rebeldía física, la que utilizó para provocar un penalti más: arrancó como líder de una estampida de bisontes y el defensa tuvo que dispararle para detenerlo dentro del área. El VAR confirmó que la bala estaba alojada en una de sus piernas y Tejero adornó el marcador desde el punto de penalti, con Panenka sonriente y dichoso a su lado.

La cantera al rescate no solo en este compromiso fundamental, sino durante todo el trayecto sin asfaltar que propuso la Fundación 2032, un camino intransitable hasta que Juan Ignacio Martínez se presentó con su biblia bajo el brazo, como esos predicadores del lejano oeste en tierras hostiles por colonizar. Su palabra sin dobleces, su sonrisa de hombre que todo lo ha vivido y sabe exactamente qué decir y qué hacer para cambiar el clima trágico… Su trabajo de contención deportiva y humana ha permitido esta permanencia sin acudir a una cierre de campaña agónico, con dos jornadas por delante para jugar, instalado el equipo justo en mitad de la tabla cuando hace unos días estaba frente al paredón antes de viajar a Las Palmas. Francho, Azón, Francés… Y al otro lado de la vida Zapater con la ilusión del primer día. El Real Zaragoza les debe a todos ellos, a la plantilla en general, haber querido salvarse a corazón abierto, con el corazón que no late en una directiva esperemos que con los días contados.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *