Poussin, por el momento y pese las ocho goles encajados en cinco partidos, tiene la confianza del técnico mientras se desconoce cuál es el rol en la suplencia del argentino, en conceptos el mejor, si se produjera un relevo
El portero es el especialista por excelencia en este juego. No hay ningún otro con mayor responsabilidad y que exija mayor carácter, concentración y toma de decisiones trascendentales en muchos casos. Un error suyo se multiplica hasta el infinito y puede marcar su temporada e incluso su carrera. Ningún otro futbolista en una plantilla asume tanta presión, por eso su elección por el puesto se relaciona con lo vocacional: mientras el resto dispara a la diana de la gloria, él recibe los balazos. A la particularidad de ser el único que puede utilizar las manos, prohibidas salvo para el saque de banda, se ha unido en las últimas décadas que maneje también los pies con criterio y precisión como pieza fundamental para iniciar una salida coordinada. Su figura, en La Romareda, ha sido examinada en cada encuentro con miles de lupas. Esta es una plaza por la que han pasado goleadores, centrocampistas y defensas sublimes que se han ganado el cariño o la admiración de los aficionados. Los guardametas también, pero en no pocas ocasiones ocupando un segundo plano en el reparto de elogios y el primero en la lluvia de críticas.
Los 12 años de exilio por Segunda trajeron a Leo Franco, Whalley, Bono, Manu Herrera, Ratón, Irureta… Y de repente, Cristian Álvarez, un arquero argentino que se había retirado a una casa del Alto Penedés para meditar, en parte fatigado de una trayectoria en la élite entre su país de origen y España. En 2017, convencido por Lalo Arantegui, decidió intentarlo de nuevo a los 32 años, en Segunda, en el Real Zaragoza. Aquí, en un bello escenario demolido por la erosión financiera, consiguió lo que otros en etapas doradas no lograron, ser elevado a la categoría de ídolo. Se abrieron numerosas encuestas que lo señalaron como el mejor portero en la historia del club al margen de que el equipo militase en una categoría inferior. Su nombre estuvo entre los principales, protagonistas, si no en la cúspide, de dos playoff disputados y de las permanencias conseguidas. Sus actuaciones fueron en verdad memorables hasta que gol con media cabeza y medio hombro en Lugo en el último segundo de un partido que se perdía le abrió de par en par las puertas de la leyenda. Pero el tiempo en el fútbol es un juez implacable, y se suman las lesiones, mucho más.
La temporada pasada, con 37 años, tres lesiones musculares en el sóleo, el isquio y el bíceps sólo le permitieron participar en 13 partidos, con una reaparición frente al Éibar que le permitió renovar de forma automática al disputar diez encuentros. Esa esa cita, de la que fue apartado Edgar Badía por Víctor Fernández, portero muy solvente que había cicatrizado la herida de un puesto en el que Poussin estaba señalado por sus errores en Gijón y la Copa, el rosarino recayó. Volvió y se rompió de nuevo en la recta final para dar paso a un verano cargado de tensiones y mensajes obtusos sobre su continuidad. Fichado Femenías para la titularidad, descartado el regreso de Badía por no comulgar el técnico con la altura del meta catalán y rescatado Poussin de la que parecía una salida segura del francés, Cristian dejó claro a través de las redes sociales que sus intenciones eran seguir peleando por el puesto.
Femenías se lesionó en el estreno en Cádiz y Poussin reapareció en la titularidad bajo la sospecha de su sombrío pasado. Sin embargo, el francés resucitó con intervenciones que además de devolverle la confianza, hicieron que el público aplaudiera ese renacimiento, una singular catarsis refrendada por cuatro encuentros en los que sólo encajó un gol para acompañar al Real Zaragoza en el liderato. El ex del Burdeos paró un penalti y su repetición en Burgos. Antes, se había lucido en Cartagena y después fue clave en la victoria de mayor prestigio hasta el momento frente al Levante.
Desde entonces, en las últimas cinco jornadas ha recogido el balón de sus redes en ocho ocasiones. Esos goles no dan para señalarle como culpable directo, en absoluto. No obstante, ha aparcado su inspiración y en algún tanto se ha echado en falta un mejor posicionamiento. Es demasiado pronto como para cuestionar su continuidad, pero Poussin, aun reconociéndole sus méritos esta campaña, no reúne las condiciones de un portero para un equipo que aspira al ascenso. Femenías, tampoco. ¿Entonces? Cristian Álvarez, tras recuperarse del balonazo en el ojo, ha sido citado ante el Racing y el Tenerife, lo que significa que está para jugar. Pero, ¿cuál es su rol en la suplencia? En el caso de que haya que relevar a Poussin, Femenías parece estar un paso por delante en las preferencias del entrenador… De ese trío, en conceptos Cristian está a años luz de sus compañeros. Físicamente, hay dudas. Por ahora, la confianza en Poussin se mantiene mientras la sombra y la luz de Cristian se alargan más.
Foto: Real Zaragoza