El derribo de la Romareda se está produciendo de una manera rápida y desvaneciéndose de la actualidad del Real Zaragoza. Provocó la protesta de los aficionados afectados por el nuevo precio de sus abonos en otra localidad pero eso también ocupó al zaragocismo mientras se preparaba la nueva plantilla. Además, y ha sido un acierto, se han desplazado las presentaciones de los nuevos jugadores y la puesta de largo del director general a espacios como el Auditorio de Zaragoza o la tienda del club en la calle Alfonso. Mejora el decorado mientras se va escribiendo el guión futbolístico de la «serie televisiva» que se abrió con dos importantes victorias en Cádiz y en Elche.
La Santísima Trinidad desea que la unión entre ellos (Fernando López, Juan Carlos Cordero y Víctor Fernández) aparezca lo más segura posible. La orden que ha llegado de las alturas es mantener la sonrisa, dar la impresión de compañerismo y tranquilizar a la opinión pública. El entrenador se ha saltado con gracia en un par de ocasiones ese compromiso para recordar que tienen que llegar jugadores válidos para cerrar la plantilla; es un somarda con muchos años de vuelo y con cuatro presencias en el banquillo del Real Zaragoza en más de tres décadas.
Jugar un tercer partido fuera de casa es siempre un riesgo aunque en la última temporada los blanquillos eran más prácticos en los desplazamientos. Un estadio con capacidad para 5.500 espectadores como Anduva en una localidad pequeña como Miranda de Ebro siempre le complica la vida a equipos como el Real Zaragoza. Más aún cuando dos jugadores tan importantes como Femenías y Aketxe han quedado fuera del trabajo diario y de las convocatorias, con lesiones cuya duración desconocemos. Eso tendrá que avivar la caldera del druída Panoramix (Cordero) para que consiga la poción mágica de la llegada inminente de futbolistas que agraden a Víctor.
Como siempre, una delicia leer este tipo de artículos tan bien escritos. No es lo habitual en el periodismo deportivo actual.
Te lo agradezco de verdad. Escribo para personas inteligentes que disfruten por la forma y sean capaces de leer entre lineas.