Jorge Azcón está haciendo todo lo posible para que la nueva Romareda sea el santuario de sus propósitos políticos, un altar tuneado para gloria de su figura y la de su partido. El alcalde y sus aliados de Ciudadanos ya lo tienen construido y ubicado en sus mentes, una parcela bien delimitada para satisfacer a la ciudadanía VIP con la coartada de una supuesta atmósfera de consenso en el Ayuntamiento y una consulta al pueblo a toro pasado. El próximo 26 de abril se sabrá su ubicación si no exacta sí aproximada a los intereses que más intereses reúnan. Esta carrera relámpago por impulsar de forma definitiva un proyecto tres veces negado y que retomó el edil tras anunciarse la venta del Real Zaragoza, carece por el momento de informaciones fundamentales: la principal, de donde va a salir el dinero para edificarlo.
Javier Lambán, a quien esto del fútbol le entra por una escuadra y le sale por otra, se había desmarcado del asunto, pero esta campaña soterrada de Azcón, muy crítico y oportunista con la gestión del Gobierno aragonés en su postura en la candidatura de los JJOO de Invierno, le ha hecho vestirse de corto y saltar a ese resbaladizo terreno de juego. El presidente, en pleno corazón de las Cofradías, ha enviado esta mañana al popular varias saetas para que ‘deje de joder con la pelota’. El contragolpe hacia el protagonismo que se ha adjudicado el alcalde en este operación ha sido fulminante. Lambán a bocajarro: que el señor Más y compañía, los nuevos inversores, presenten su verdadero rostro económico, y que claridad y buena letra sobre cómo y quién va a financiar el campo.
La ciudad necesita un estadio con urgencia, un espacio no sólo para disfrute del Real Zaragoza aunque sea el principal invitado, sino la capacidad de acoger eventos que enriquezcan la capital aragonesa cultural, social y económicamente. Esta premisa no admite dudas entre los diferentes grupos municipales, pero entre la oposición y desde hace tiempo en el Pignatelli sobrevuela la sombra de que Jorge Azcón, además de abrazarse a sí mismo, quiere hacerlo con algunos compañeros de viaje con propósitos marcadamente fenicios. «Es absolutamente fundamental que no se mezclen fútbol, política y negocios» porque esa mezcla es «letal», ha dicho Lambán. Y los socialistas lo saben de primera mano de su experiencia religiosa con Agapito Iglesias.
Fotografía: Javier Lambán, con la Junta de Coordinación de las Cofradías de Zaragoza y la Hermandad de la Sangre de Cristo.