Larraz rima con paz en un campo minado

La figura del técnico del Real Zaragoza, cualificado para el cargo a largo plazo, no logra despojarse de la interinidad ni de los supuestos sobre su futuro en un marco nocivo por la inestabilidad del club
 

Emilio Larraz ha surcado tres décadas de su vida para encontrarse con la posibilidad del sueño que tiene todo entrenador aragonés, dirigir al Real Zaragoza. La oportunidad le ha llegado desde dentro de la casa como consecuencia de una crisis deportiva e institucional posiblemente sin parangón en la historia del club. La gravedad de la situación comparte lecho con el surrealismo y la incompetencia de su gestión, dentro de los parámetros de la política de actuación tradicional de una propiedad abandonada a su suerte y a la de mercenarios sin escrúpulos o, como en el caso de Txema Indias, sin capacidad profesional demostrada en esta plaza. El director deportivo ha peinado el mercado de técnicos antes de la destitución de Gabi Fernández y lo sigue haciendo, recibiendo negativas de sus elegidos y ofertas de personal que no le interesa. Que no tuviera un relevo inmediato para un banquillo que echaba fuego semanas antes del encuentro de Almería sitúa al ejecutivo en el marco de la invalidez para un cargo de estas características por muy condicionado que esté por los mandatos y restricciones económicas procedentes del Metropolitano.

En este disparate impropio de cualquier empresa mínimamente seria, se lanzó un comunicado para anunciar que Emilio Larraz dirigiría el entrenamiento del pasado lunes y que cogía las riendas del equipo. Desde entonces, sólo se ha especificado que el entrenador del Deportivo Aragón será el máximo responsable contra la Cultural Leonesa, mientras que el filial ha sido puesto en manos de Ramón Lozano y Javi Garcés para este fin de semana, lo que confirma el alto grado de negligencia y eventualidad que vive el Real Zaragoza. Se podría concluir que esa migración impuesta del director de la cantera y del responsable del juvenil envía un mensaje sobre la pronta caducidad de Larraz al frente de la nave nodriza. La suposición cubre todas los grietas informativas y administrativas de esta república bananera. En caso de victoria esta jornada, el técnico continuaría hasta la próxima estación con Indias mendigando entre bastidores otro maquinista… Ni el Real Zaragoza ni Emilio Larraz merecen semejante mascarada. Lo consecuente, una vez reconocido el fracaso negociador, es que el equipo tuviera la estabilidad que en principio puede ofrecerle este hombre coherente, virtud ausente en el fariseo organigrama directivo del conjunto aragonés. La espera de resultados para renovar o no la confianza provoca otra angustia añadida en un colista estrangulado de ansiedades, desencuentros y sin líderes en el vestuario.

Larraz rima con paz, ahora mismo lo más urgente que necesita este Real Zaragoza de guerras internas y soldaditos de plomo. Alguien que desde la humildad, la ambición, el conocimiento del club y de los jugadores a todos los niveles asoma como una solución en nada interina pese a que la lleve impresa en su pasaporte. Su historia está siendo novelada con una sobredosis de hipérboles que en nada le benefician por muy sinceras o impostadas que sean. El expolio que ha sufrido el Real Zaragoza y la orfandad que ha generado son terreno abonado para la búsqueda de un mesías, pero Larraz sólo (ni más ni menos) es un entrenador que ha aceptado encantado la responsabilidad siendo consciente de que el consenso ficticio que le circunda adquirirá categoría de realidad en el rendimiento de los futbolistas, a quienes debe trasladar su firmeza en el ánimo y en el campo. En ese calendario de días contados o meses ganados, por arrojo, ilusión y compromiso ya está muy por encima de quienes, prófugos de la rectitud, le han dejado solo ante el peligro pero muy bien acompañado por sí mismo ocurra lo que ocurra.

Foto: Sportaragon

 

One comment on “Larraz rima con paz en un campo minado

  • Ramón , Direct link to comment

    Este sábado hay que apoyar a Emilio Larraz en el campo, que se oiga su nombre, que sepa la propiedad que los zaragocistas de toda la vida estamos con Emilio «a muerte».
    Ya basta de experimentos

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