Es nuestra obligación como seres humanos aprender a gestionar sentimientos tan negativos como la ira, la ansiedad y la soledad que destruyen nuestro interior al ser solamente capaces de resolverlos nosotros mismos; incluso en algo tan emocional como el fútbol que nos une y nos separa especialmente cuando las cosas no marchan bien. Enfadarse por la derrota, tener la sensación de que incluso es posible volver a jugársela para evitar el descenso y no querer ver ni hablar con nadie, solo nos perjudican a nosotros mismos.
La derrota en Albacete deja a las claras los problemas que atraviesa la plantilla y la dificultad de superarlas por el entrenador. Que también estuvieran lesionados Keidi Bare y Raúl Guti pese a su inclusión en la convocatoria y posteriormente los problemas musculares de Toni Moya, debilitan asimismo el futuro del club tras un mercado de invierno decepcionante. Las cortinas de humo me parece que terminarán con la precipitada despedida de Cristian Álvarez en el partido del domingo ante el Burgos sin saber realmente qué pasó con el guardameta argentino, Víctor Fernández y la dirección general del Real Zaragoza. Los errores defensivos y la falta de gol siguen lastrando al conjunto de Miguel Ángel Ramírez que le cuesta ganar, de la misma manera que en las jornadas anteriores a la dimisión del técnico aragonés.
La afición de la Romareda está enfriándose después de tanto tiempo de promesas incumplidas y de un alejamiento cada vez mayor entre la propiedad y los seguidores zaragocistas fruto de unos resultados irregulares y que prolongan el tiempo hasta alcanzar los famosos cincuenta puntos. El pasado viernes tuve la oportunidad de celebrar los treinta y dos años de la fundación de la peña zaragocista Cinco Villas mientras veíamos el partido por televisión. Las derrotas ya no duelen como antes y se procura olvidar el disgusto mientras se recuerda el pasado histórico del Real Zaragoza entre los veteranos y los más jóvenes asumen ya la situación como algo normal. Lo mismo pasa en otras peñas, en otros aficionados que se ponen en contacto conmigo y es sintomática la cada vez menor relevancia de la audiencia, visualización o lectura de los medios convencionales de la información sobre el Real Zaragoza. Más aún si tenemos en cuenta que desde la dirección de comunicación del club todos estos asuntos no se tratan; después de las derrotas hay por lo menos dos días de silencio y solamente se incluyen ruedas de prensa, entrevistas amables, noticias de los patrocinadores y algún reportaje como el de Poussin o el de Cristian para fomentar el cariño de los zaragocistas con los jugadores. Distracciones amables para intentar alejar la realidad del asegurado ascenso, que celebraré con entusiasmo cuando llegue.
Paco, en tus líneas expresas lo que los zaragocistas sentimos, ya se que soy un poco reiterativo pero desde Agapito lo que nos han robado es la identidad, se del Real Zaragoza no es ser de un equipo de fútbol que juega cada semana, es sentir orgullo de pertenecer a un Club con unos determinados valores que han sido transmitidos por nuestros predecesores, en mi caso mi padre ya socio en Torrero, honestidad, juego limpio y bello, cada 10 años aproximadamente tras ir perdiendo a los mejores jugadores frente a los poderosos por dinero de los mejores jugadores estar cerca de la cima del fútbol en la disputa de títulos y en ese valle de 10 años cíclico, años salir del estadio con satisfacción de ver a tu equipo compitiendo con los mejores, o por ejemplo, estos botarates que dirigen la institución no lo valoran, los jugadores que no entraban en los clubs punteros venían de buena gana a nuestro equipo y en muchos casos relanzaban su carrera, he visto a nuestro Real Zaragoza por media España y era recibido con respeto y admiración al final de algunos partidos por su excelente fútbol, éstas cosas son las que duelen a los viejos leones zaragocistas, nos han robado una de nuestras señas de identidad el sentir esa camiseta como nuestra y un valor inalterable al paso de los años ser zaragozano, aragonés y formar parte de nuestro REAL ZARAGOZA.