El conjunto aragonés juega en El Plantío con la obligación de frenar su crisis de resultados y un entrenador al que, en caso contario, se le podría poner en marcha el reloj de la despedida ante la amenaza de un distanciamiento de los objetivos que dice perseguir el club
Todos los partidos son importantes, pero hay unos que emergen como ochomiles en el calendario cuando una fechas antes parecían un valle más que conquistar. El encuentro frente al Burgos ha adquirido una trascendencia inesperada para aquel Real Zaragoza invencible que hoy es un auténtico flan aunque se quiera transmitir una imagen de paz interior. Lo que ocurra en El Plantío no decidirá el porvenir del conjunto aragonés en ninguna de las dos direcciones, pero puede poner en marcha el reloj de la impaciencia en el caso de no conseguir una victoria que frene la considerable crisis de resultados, y también el del futuro de un entrenador que ya está siendo cuestionado por diferentes motivos. El triunfo actuaría como calmante y como reconstituyente eventuales, por lo que esos tres puntos contienen un enorme valor medicinal y psicológico. Todo lo contrario desataría una tormenta por el distanciamiento de los objetivos que persigue o dice perseguir el club, siempre con el mensaje del ascenso de fondo musical.
El ejercicio de superación que exige El Plantío, donde el Burgos sólo ha dejado escapar un punto en sus seis citas como local, va a poner en valor bastantes cuestiones: la madurez de la plantilla para sobreponerse en un escenario de gran complejidad y posiblemente su realidad, cuestionada en estos momentos por un buen número de sus aficionados y su propio entrenador, que no deja de señalar los graves errores cometidos en las últimas jornadas y a sus protagonistas y que se lamenta de la escasa aportación de los reservistas cuando deben sumarse al encuentro. El impacto de la caída del liderato a la novena plaza, fruto de las circunstancias del juego como las lesiones o los fallos individuales, no oculta la irregular gestión del técnico de sus futbolistas, algunos muy por debajo de las expectativas creadas tras sus fichajes y otros desorientados por el barullo de cambio de dibujos y nombres sobre la pizarra cada fin de semana.
La baja de Cristian y la de Mesa, el máximo goleador del equipo y espíritu predominante de las intenciones ofensivas, llegan en el peor momento posible. La ausencia de Gámez no es tan grave porque Borge ha demostrado en ambos laterales que su nivel cumple todos los requisitos para la titularidad con o sin competencia. Francho no ha llegado a tiempo y tendrá que esperar hasta el compromiso frente al Oviedo para entrar en una citación de Liga al margen de que se reclamado antes para la eliminatoria de Copa el próximo jueves frente al Atzeneta UE. Los problemas se le han echado encima a Escribá, quien por momentos parece el único profesional del banquillo que sufre estos contratiempos, en un grupo considerado por unanimidad antes de comenzar el campeonato más que apto para competir contra cualquiera. La cuestión es que ha añadido el peor enemigo a las dificultades naturales, él mismo y el descubrimiento de que quizás la tasación de las contrataciones de Juan Carlos Cordero fue superior a su valor real, alto pero no tanto, también devaluado por las decisiones de Escribá.
Poussin, precisamente uno de los que está en el ojo del huracán junto a Bakis, vuelve a la portería donde se ha inmolado en sustitución del argentino. No es probable que Rebollo le adelante. Su rendimiento ha sido nefasto y, sin embargo, tras esa capa de desgracias se supone un guardameta más que correcto. Esta sería su ultima oportunidad si incide en equivocarse, una presión añadida para el francés y para el equipo. A Francés, después de esos descansos inexplicables que se le condenen tras actuar con la sub 21, se le intuye en el eje dfensivo junto a Jair y Quentin continuará en un puesto en el aue está cumpliendo aun con las fibras siempre al límite. A partir de la defensa, puede ocurrir de todo, influenciado por la sanción sobre Mesa. Un retorno al doble pivote o conservar un sistema que pese desmoronarse en los últimos minutos, es del que mejores vibraciones y fútbol se ha extraído. Aguado, Grau, Valera (quizás Bermejo), Manu Vallejo y quién sabe si Moya en el papel de Mesa estarán teóricamente en el once. Si Escribá se decide por esta formación, Azón estaría solo de nuevo en ataque. Si reaparece Bakis al lado del ariete de la cantera para ver si marca de una vez por todas…
El Burgos lo ha perdido todo de visitante, con un reciente 3-0 en El Sardinero como señal inequívoca de su fragilidad lejos de su estadio. Pero en El Plantío, la escuadra de Jon Pérez Bolo es una piraña, con Curro, el pichichi de Segunda con 8 tantos, ejerciendo de llegador implacable. Va al grano, acosa, apunta directo al área enemiga de lejos y de cerca. A un ritmo asfixiante este Burgos sin medias tintas que, al revés que fuera, en su campo concede muy poco. De este partido, el Real Zaragoza puede salir del túnel o seguir en él con la venda en los ojos de que sus 20 puntos no están tan mal. Con Escribá más vulnerable que nunca y la sensación de que las habas están contadas en la plantilla, solo sirve ganar para evitar una semana de cuchillos largos.
Los convocados por Fran Escribá para el partido de mañana
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— Real Zaragoza (@RealZaragoza) October 29, 2023
El grupo no cree en un jefe que es incapaz de buscar soluciones y siempre echa las culpas a los jugadores.
Francamente, antes de que empezara la temporada, no esperaba que el R. Zaragoza estuviera tantos partidos en posiciones de ascenso directo. Más bien esperaba que se mantuviera entre los 6 primeros con posibilidad de conseguir el ascenso, más que nada teniendo en cuenta que la plantilla de este año pintaba bastante bien. Quedan todavía muchos partidos por jugar y hay muchos puntos todavía por sumar o no. Lo que se dice suerte no ha habido. Por un lado, las lesiones de Nieto y Francho, y más tarde la de Cristian por segunda vez casi consecutiva han debilitado a un equipo que se ha demostrado con pocos recursos en el banquillo. Por otro lado, el fiasco de dos jugadores como Bakis y Poussin. El primero vino como solución a los problemas crónicos derivados de la falta de gol, y hoy en día es uno de los que calientan el banquillo cada partido. El segundo es otro fracaso rotundo, pues en dos de las tres veces que ha tenido que jugar le ha costado al equipo nada menos que seis puntos. Con todo, en este momento el R. Z. se encuentra a 5 puntos del ascenso y a 7 del que marca la salvación. Si mañana no gana creo que es el momento adecuado para cesar al cuadro técnico, pues no tiene sentido alargarlo más. Si esto ocurre sería un error traer a un entrenador de medianías, por eso tienen que hacer una contratación acorde a lo que se persigue, si el ascenso es realmente el objetivo. Creo que García Toral está libre en este memento y es un entrenador que me gusta. Podría ser una buena opción. De momento vamos a ver que pasa mañana que hay que ganar si o si.