¿Manda el equipo de Cordero o el de Escribá?

El Real Zaragoza ocupa la cima de la clasificación por la fortaleza de su plantilla, pero su juego no halla un patrón firme con el técnico demasiado tornadizo en las últimas jornadas

Quizás hubiese sido más sencillo y práctico que Francés, capitán de la sub 21 y en un estado de forma mayúsculo, se hubiese ocupado del lateral derecho en lugar de un Marcos Luna sin dinamismo suficiente aún para la titularidad, o que Azón, el único delantero que ha marcado y el que más sensación de vigor ofensivo ofrece, hubiese formado en el once junto a Bakis o dejando al turco en el banquillo, por qué no. Escribá optó por lo que consideraba un remedio natural al vacío de laterales izquierdos y señaló al exjugador del Andorra como intocable. El resultado fue que los carriles se quedaron ciegos de verticalidad, virtud que sin ser de las principales de Francés, sabe cómo administrarla con inteligencia. Arriba, acabaron Azón y Enrich, con Bakis suprimido por completo por un Germán colosal. El técnico eligió de nuevo a Aguado y Moya al frente de las operaciones de centrocampistas, una pareja con la que ya había experimentado en Cartagena, donde prescindió del mejor Francho. La falta de sintonía por un reparto de jerarquías que no cuaja borró del campo al primero en Cartagonova y al aragonés frente al Racing.

El Real Zaragoza es líder. Suena muy bien. Con unos números excelentes. Pero, ¿y su fútbol? ¿Dónde está? En los últimos partidos, concretamente desde Tenerife, ha ganado y empatado por la fortaleza de la plantilla construida por Juan Carlos Cordero, por el gen competitivo que posee, un portero divino, centrales superlativos, no pocos postes y por unos elevados conceptos defensivos que le han permitido salvaguardar su portería pero no evitar que el peligro sobrevuele su área. En el Heliodoro Rodríguez, Escribá repitió formación inicial por tercer encuentro consecutivo pero esta vez con Mesa acostado a la izquierda y Francho de interior. Finiquitó el rombo y creó dos boquetes en los interiores, taponados por una rápida reacción en el descanso: dio entrada a Bermejo y Valera en esas posiciones y trasladó a Francho al lado de Aguado. El equipo se rehizo y venció con un tanto de Jair.

De esa jornada Valera salió beneficiado y el tándem de mediocentros repitió en el triunfo sobre el Eldense. Todo en orden. En la visita a Cartagonova, con Francés y Azón en ocupaciones internacionales, saltaron sin embargo dos sorpresas poco o nada justificables: Francho y Valera se quedaron en el banco para que volviera Moya y Bermejo se ocupara de la derecha. Con Mesa de nuevo en labores oscuras en la otra orilla, el Real Zaragoza sufrió de lo lindo. Hubo que rescatar a los descartados con el buen Cartagena cortándose las venas con un gol en propia meta de Alcalá y el error de Marc Martínez en una salida sonrojante. Los centrales, una vez más con la novedad del estupendo debut de Mouriño, protagonizaron una película de Oscar.

Escribá no se cansa de repetir que el Real Zaragoza es un equipo que quiere dominar y que tiene potencial suficiente para hacerlo siempre presentando dos delanteros como amenaza, pero se encarga también de puntualizar que en la planificación hay que tener muy en cuenta al rival. ¿Ocupa demasiado tiempo y espacio táctico en el adversario? Sin duda. Frente a los cántabros utilizó un solo punta con el disfraz de Manu Vallejo de atacante para todo, quien se autocensuró al igual que un Mesa cada vez más perdido entre las idas y venidas de fuera a dentro y viceversa. Valera salvó todo el mobiliario de un Real Zaragoza plano como nunca, igual de combatiente que el primer día y muy afectado por los efectos colaterales de las bajas de Nieto y sobre todo de Francho.

Manda el equipo aragonés en la tabla con cifras de hierro, con el músculo que Cordero ha desarrollado en la plantilla. No tanto por las intervenciones de un Escribá tornadizo que parece enredarse como un gato en un ovillo para que el peso pesado que entrena tenga cintura y más determinación.