El traspaso del lateral al Almería tiene un componente de decisión técnica y otro, más acentuado, de imposición económica
Los tiempos que vive el Real Zaragoza desconciertan cuando no enfurecen, ya en su cada día más manifiesta condición de franquicia o colonia del Atlético. Hace poco fue Adrián Liso quien salió cedido al Getafe en una operación sujeta a la llegada de Gabi Fernández a La Romareda y ahora ha sido Marcos Luna el traspasado al Almería con un contrato hasta 2030. Lo del delantero chirría bajo cualquier análisis. El caso del lateral no deja de ser, como mínimo, curioso. Gabi Fernández dejó de confiar en el zaragozano en la misma medida que lo hizo con Iván Calero. El resultado fue apostar por Francho para esa posición en los momentos más delicados, una decisión que desnaturalizó al centrocampista y no dio el resultado esperado. La impresión es que el técnico había colocado en la lista de prescindibles y al mismo nivel a Luna y a Calero, y que el peso de la balanza se ha desnivelado a favor del canterano por una cuestión meramente económica: 600.000 euros más 200.000 variables que paga el equipo de Rubi por la compra del que será relevo de Marc Pubill.
Txema Indias sigue con la caja registradora en su despacho, con la que le han impuesto desde el Metropolitano, eje sobre el que también gira el proyecto del entrenador. Los fichajes de Sebas Moyano y Tachi, los primeros hasta el momento, son dos botones de muestra de la política de contención financiera y deportiva avanzada en la presentación del director deportivo. Ambos, futbolistas de segundo orden a los que se espera exprimir al máximo su experiencia para que eleven su rendimiento a cotas más altas, han llegado con la carta de libertad. Luna se va sin hacer demasiado ruido en ese contexto, pero si hubiese habido una propuesta por Calero, la respuesta habría sido la misma aunque el de Parla parece contar con un poco más de simpatías por parte de Gabi. No demasiadas. En ese marco de dudas y certezas, aparece la figura de Juan Sebastián como el tercer hombre, quizás el legítimo heredero de ese lateral derecho por sus sobresalientes prestaciones.
Luna, de 22 años, debutó en la temporada 2022-2023 contra el Villarreal B en sustitución de Fran Gámez con Juan Carlos Carcedo en el banquillo, mientras que Fran Escribá le entregó la titularidad ante el Burgos. Había en este futbolista de la casa una promesa y el club le presentó una renovación hasta 2026, pero una rotura del menisco externo y la intervención a la que fue sometido frenaron en seco su notable trayectoria. Ya recuperado, se decidió cederle al Real Unión, donde siguió con su progresión al alza. De vuelta al hogar, Marcos Luna ofreció su mejor versión con dos goles y dos asistencias, aprovechando después el desplazamiento de Calero a la izquierda y el bajón del madrileño. Sin embargo, con Gabi se le escapó ese tren, también porque su trabajo defensivo sufrió un pronunciado declive, paralelo al resto de sus compañeros de parcela. Con la marcha de Luna, la caja suena en este azaroso y, hoy en día, humilde club de leales contables del señorito rojiblanco.
Carta de despedida de Luna
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Muy bien, muy bien. Uno más y van…
Reflejo manifiesto que la cantera para éstos está de más y, a lo sumo, de generador de ingresos para malgastarlos en basura traída o relacionada SIEMPRE con el equipo casposo.
Podían tener lo que hay que tener y llamar al club atlético Zaragoza, pues el epígrafe real les puede traer alergias blancas. Sería más honrado de su parte (es una expresión hecha).
Es vomitiva la servidumbre y la falta de dignidad a la que se ha llegado en esta ciudad.
Por cierto, a ver si nos enteramos que Gabriel Fernández (lo de gabi ya denota poca seriedad y sólo llamaré así al hermano de fofó) está aquí como enterrador y avasallador del club ante sus verdaderos amos; pero «jugó en el equipo, conoce la ciudad y la afición,…» y bla, bla, bla y el pópulo, absorto, aplaude. Le importa el RZ una m…. Al tiempo.