El Real Zaragoza, perdido Arriaga, recomienza la cobertura de una posición defensiva que le trae de cabeza. «Ha sido corto pero intenso», escribe el hondureño en su adiós
El 30 de junio ha traído bajo el brazo la confirmación de que Kervin Arriaga es inalcanzable para el Real Zaragoza y que el Levante será su destino. La economía del club no ha dado para prolongar el contrato del hondureño pese a que se había alcanzado un acuerdo con el Partizan, ya que la suma de la operación ascendía a unos 800.000 euros inasumibles para el conjunto aragonés según el criterio de Txema Indias y de Gabi Fernández. Director deportivo y técnico han preferido no invertir esa cantidad por lo que supondría de renuncia a otras posibles negociaciones para reforzar la plantilla, condicionada por una situación financiera estrangulada por la cantidad de futbolistas con relaciones contractuales en activo. El mes de julio abre sus puertas sin el Misilito, con las salidas de Femenías, Jair y Nieto, sin ningún fichaje cerrado y con la campaña de abonados pendiente de presentación. Todo el trabajo por hacer con el 11 de julio como fecha de regreso al trabajo y Los Ángeles de San Rafael y Benasque como destinos de los stages de pretemporada.
La imposibilidad de firmar a Arriaga no es una cuestión baladí. Sea cual sea el proyecto del Real Zaragoza, que esta temporada se va a forjar desde la moderación en todos los sentidos, la no presencia de un futbolista de sus características abre un abismo considerable, un espacio que se ocupó el pasado mercado de invierno cuando se logró su cesión y para el que habrá que buscar un heredero. En los últimos años, esa rol tan específico lo han interpretado Jaume Grau y Marc Aguado por lo que se refiere a ocupación posicional, pero nunca se había conseguido la presencia física que exige el puesto y más para un equipo desnudo en defensa. Desde el primer minuto, Arriaga dejó claro que no era un virtuoso, sino un destructor de lujo, un tenaz ganador de duelos aéreos y terrestres para alivio de sus compañeros. Un huracán que arrasa con todo lo que le sale al paso. La liberación que sufrió el Real Zaragoza, aun con muchos defectos irreparables, fue total hasta tal punto que la permanencia no se entiende sin su figura ni su guadaña.
Sencillo en el manejo de la pelota, una vez y otra recuperada por su titánico imán, el conjunto aragonés sobrevivió no sin apuros. El centro del campo va a llorar ese breve pero intenso pasaje de Arriaga en el caso de no hallar el relevo adecuado. A la necesidad imperiosa de obtener tres centrales se suma la urgencia de remachar ese eje con un mediocentro defensivo de toda la vida. Las diferentes combinaciones con las que se experimentó en esa parcela antes de su fichaje no pudieron maquillar una mancha permanente, la de la falta de músculo. Las lesiones de Keidi Bare, de semejante casta guerra aunque distintos registros, tampoco ayudó. En el doble pivote siempre faltaba el hermano mayor. Francho, Moya, Guti y Bare siguen en la sala de máquinas, pero el Real Zaragoza solicita en el manejo de los tiempos un Kronos lo más próximo posible a Kervin Arriaga.
Carta de despedida
El jugador ha publicado en su cuenta de Instagram una carta de despedida. «Ha sido corto pero intenso», escribe el centrocampista. «Hoy no digo adiós, prefiero deciros hasta la vista».
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