Menos mal que Sellés sabe

Si el Real Zaragoza logra salvarse, el técnico tendrá un elevadísimo porcentaje de protagonismo por cómo extrae lo mejor de un equipo parco de fútbol individual y por cómo defiende sin poses un discurso ceñido fielmente a la realidad

«La semana que viene no buscaremos excusas ni héroes». Así finalizó ayer la rueda de prensa Rubén Sellés en La Rosaleda tras el empate logrado por el Real Zaragoza frente al Málaga. Hizo un exhaustivo resumen de su equipo en una primera media hora que definió «errática» por parte de sus jugadores «y que habrá que corregir» y una segunda donde les correspondió el dominio con el premio de un punto en el que creyó y por el que trabajó el grupo «mostrando su identidad». Quizá sea le mejor crónica posible de los sucedido en el encuentro, aderezada por el reproche sin aristas hacia Andrada y la tarjeta «muy evitable» que sumó el argentino y que le impedirá estar contra el Cádiz al cumplir el ciclo de cinco amonestaciones. Si el conjunto aragonés logra salvarse a final de temporada será gracias, en un altísimo porcentaje, a un entrenador que está siendo capaz de extraer lo mejor de un equipo parco de fútbol individual y que defiende sin poses un discurso ceñido a la realidad. Habla de competir hasta en la sopa (y por la sopa) porque es consciente de la permanencia no pasa por los cánones del brillo ofensivo ausente en la genética de la plantilla sino por transitar cada partido a bordo de la constancia defensiva y de un once en el que ha depositado su confianza para que los movimientos y los automatismos sean cada vez más familiares a los protagonistas. Y que huye dando la cara de cualquier tipo de celebración o elogio externo ahora que, siendo último aún, el Real Zaragoza ha reducido de nueve a dos puntos su distancia con la puerta de salida de la zona roja.

Otra consideración importante es que al orden y la resistencia, el valenciano ha sumado el balón, un herramienta diabólica hasta que llegó y que ahora los futbolistas gestionan sin pánico, con soltura y ligereza aunque les siga costando aplicarle malicia. Las sociedades Aguirregabiria-Francho, Keidi Bare-Guti y Soberón-Kodro han sido capitales en este resurgir de las cenizas. Sellés, no obstante, es consciente de que debe vigorizar y aplicar alternativas en el castillo de naipes que se ha elevado con diez puntos de doce posibles. Porque el Real Zaragoza no es ni de lejos un edifico fiable para vivir con un margen de seguridad el resto del campeonato como se explica en la forma de su estupenda tacada reciente. Aunque el penalti marcado por Dani Gómez en el minuto 93 no fuera un premio inmerecido, a ese instante crítico se pudo llegar con el partido cerrado a favor de los andaluces. Soberón tuvo un ¡uy’ y Dani Gómez contó con la ocasión más clara tras regatear a Herrero. Antes y después, el Málaga, que en la primera parte desarboló por completo al Real Zaragoza por velocidad, ingenio y un notable trabajo de desactivación de las armas de su rival, dispuso de claras oportunidades para aumentar su ventaja e incluso ganar. A Dani Lorenzo, que ya había avisado en un despiste entre Radovanovic y Andrada, le negó el gol Pomares en el segundo palo, y más tarde un cabezazo suyo sin marcaje alguno en el área pequeña se fue lamiendo el poste. Espoleados siempre por Larrubia y en menor medida por Joaquín, Andrada tuvo realizar intervenciones salvadoras a disparos de Adrián Niño, el propio Larrubia y un frentazo de Lobete que cubrió con su cuerpo mientras el esférico impactaba con el poste. La derrota hubiese cambiado el relato, no por completo, pero sí lo suficiente.

«No hemos hecho nada». Algo sí. Bastantes cosas. Pero Sellés viaja en su particular y reflexivo vehículo y nadie ni nada va a convencerle del bien y del mal, ocupado y preocupado en que su criatura evolucione y no se estanque jamás, listo para que, como ya ocurrió en La Rosaleda, el adversario tenga muy estudiado dónde hacerte daño: cortaron el suministro de la banda derecha y el Real Zaragoza fue todo espesura hasta que en la segunda parte se acometieron algunos reajustes que favorecieron el equilibrio, el control y la recuperación de la confianza. Perder en Málaga estuvo sobre el tapete. Una semana antes se había conseguido vencer al Leganés en el encuentro más convincente y redondo del ejercicio, un partido sin peros. Eso sí, el árbitro, con el 0-1 de Duk, expulsó a Marvel por un supuesto manotazo a Francho que allanó aún más la remontada y un triunfo incontestable pese a sufrir hasta el final con el penalti firmado por Diego. Se venía de la heroica de Ipurua, donde con uno menos por expulsión de Saidu, el amurallamiento condujo al empate por una mano de Cubero, a una emotiva lucha sin cuartel para conservar el punto y a ganar en la única salida al ataque con la cadera de Bakis de por medio como colofón a un disparo de Moya y una carrera maratoniana de Francho. Para los zaragocistas, sin duda fue una hazaña. Para la afición del Eibar, una incomprensible sucesión de falta de puntería y de paradas de Andrada. De salir goleado a echar tres puntos en el zurrón.

El primer paso de esta escalada se dio frente al Huesca. El Real Zaragoza ofreció señales de cambio en una docena de minutos intensos que Aguirregabria confirmó con el gol de su vida por la escuadra. Después no sucedió nada. Las áreas se secaron, el fútbol se evaporó y la única tensión se redujo a mantener en lo alto el misil de lateral. La teoría sobre el crecimiento del conjunto aragonés en estas cuatro jornadas es una evidencia. Nadie se mantiene invicto tanto tiempo sólo con fortuna aunque de vez en cuando sople a tu favor. Ahora bien esa progresión se ha plasmado más en los marcadores que en el campo. Rubén Sellés, no cabe la menor duda, labra con ese arado para investigar en todos los porqués. El Real Zaragoza carece de grandes o diferenciales futbolistas y está condicionado a no rebajar su perseverancia ni una micra con un entrenador que conoce cada rincón de la estrategia y de la palabra para evitar que las alabanzas o las ilusiones desvíen la atención del único objetivo así proceda del fracaso: la salvación.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *