Mensaje en el fichaje

Los medios mallorquines informaban la mañana del miércoles que Fran Gámez apuntaba directo al Real Zaragoza. Por la tarde se confirmó. El lateral derecho que se buscaba para cubrir la baja de Tejero y competir con Vigaray,  ya es futbolista del Real Zaragoza hasta el 2023 (más una temporada opcional). Seguramente titular en las primeras jornadas del campeonato que comienza el viernes 13 de agosto frente al Ibiza en el Municipal después de que una artroscopia practicada el pasado jueves revelara que el defensa de Leganés sufre una lesión nivel del cartílago de la articulación de la rodilla derecha de la que tendrá que ser intervenido. Un clásico del conjunto balear, de la vieja guardia que llevó al equipo bermellón directo de Segunda B a Primera, se ha convertido en la primera novedad en la plantilla de cara al próximo curso.

A la sombra casi siempre de Joan Sastre en esa posición durante sus cuatro campañas en la isla y sin posibilidad alguna de tener opciones tras el fichaje de Pablo Maffeo, Gámez busca a su 29 años más minutos, mayor protagonismo en su nueva aventura profesional. Había otras prioridades (el espanyolista Víctor Gómez por ejemplo) bastante más caras que han influido en la elección del jugador de Sagunto, un lateral de buen comportamiento táctico con experiencia y cierto despliegue ofensivo. Hoy será presentado y habrá foto oficial para la ocasión. El fichaje desatasca la tremenda congestión provocada por las negociaciones de una compraventa que no acaba de oficializarse y de la que se desconocen las auténticas intenciones de los que serían los nuevos propietarios. Gámez se vestirá de largo en La Romareda con uno o varios mensajes dentro de su fichaje. En primer lugar, que Miguel Torrecilla y Juan Ignacio Martínez, por si había alguna duda, ordenan y mandan en sus atribuciones al margen de lo que suceda con la operación hijos de Cándido u otra segunda vía. Y en segundo, que la Fundación 2032 tiene poderes para ejecutar decisiones que ya no deberían corresponderle y que invitan a pensar que tiene la bendición de los futuros compradores o que alguno de sus miembros, que seguiría en el organigrama (Fernando Sainz de Varanda según  pregona el propio vicepresidente), representa la voluntad de ese grupo inversor.

El fichaje anima ligeramente la triste fisonomía de una plantilla por reconstruir pero no despeja la mayoría de las dudas. Incluso las aumenta al producirse en un contexto de supuesta transición que apunta a que el capital que llegue atenderá a gastos inmediatos y urgentes y muy poco a mejorar el techo salarial para arrancar en la competencia por uno de los seis primeros puestos.

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