Había perdido el tren de las estrellas por campos sin apenas brillo mediático y Juan Carlos Carcedo le subió de nuevo a unos de esos vagones cuando lo fichó para el Ibiza. Esta vez el técnico riojano, aunque Manu Molina siga en la misma categoría que conquistó y defendió en la isla, le ha situado en otra órbita, en la de un Real Zaragoza que atraviesa por un agujero negro pero cuyo piloto automático está programado siempre para el regreso a la élite. Es el elegido por Carcedo. Mientras las sinergias, aún pendientes de transportar a La Romareda un central y un delantero centro diferencial, dominan la hoja de ruta del conjunto aragonés en el mercado, el fichaje del centrocampista, que ha firmado por dos temporadas, ha sido una insistente petición del técnico. «Quería estar otra vez con Carcedo porque me gusta cómo entiende el fútbol y los conceptos que aplica», explica el futbolista en su presentación, quien cree que de no haber estado su valedor, el Real Zaragoza habría contando con él de igual forma. «Han depositado toda su confianza en mí. Creo que si no hubiera estado el míster, ellos (Sanllehí y Torrecilla) también hubiesen apostado por mí».
Giuliano, Rebollo, Mollejo… Manu Molina entra por otra puerta que ha abierto como agente libre a los 30 años. Nada tiene que ver su fichaje con el resto. Veterano y equilibrado, Carcedo quiere que sea el conductor del Real Zaragoza, la pieza táctica clave del engranaje de su plan. Torrecilla lo ha descrito en tono superlativo –«juega muy bien al fútbol, tiene una calidad técnica muy alta, aporta equilibrio y tiene muy bien interiorizada la presión tras pérdida», mientras que el jugador se muestra más comedido entendiendo que sí, que este es el punto de «inflexión» de su carrera. «Aunque todavía soy muy joven», bromea. «Soy un chico al que le gusta tener el balón, que presiona en los primeros cinco segundos. No paro quieto, como en mi vida personal. Soy muy inquieto, pero la experiencia que ha ido llevando de ese locura juvenil a un punto de mucho equilibrio. Antes perdía la posición y ahora estoy más centrado. Puedo jugar de 6 o de 8, según lo que decía el entrenador. Es un halago que me hayan elegido y sé que vengo a una zona donde hay mucha competencia. Tendré que ganarme el puesto porque con Carcedo todos partimos de cero. No se casa con nadie».
Para Molina, el Real Zaragoza «es un gran paso» en su carrera. «Había más cosas, más ofertas. Pero me he decidido por este gran club que además cuenta con un gran proyecto. Es un orgullo y un honor jugar ante una afición a la que le gusta el buen fútbol, como a mí», apunta el jugador onubense, quien añade en cuanto al rol que le corresponderá dentro del grupo que tiene «mucha personalidad. No me gusta esconderme. Lo que más me llena es hacer buenos a los demas, y en ese sentido voy a ser yo mismo». ¿Y el objetivo que se le ha trasladado? «Ir pasito pasito. Ojalá que el 30 de mayo el equipo está donde debe. Es muy complicado porque hay muchos clubes, muchos proyectos, muy buenos jugadores. Lo importante es tener regularidad y entender que las casas no se empiezan por el tejado. Sabemos lo que queremos pero sin dejarnos llevar por las prisas».