Ni un mísero regalo

Me alegra haber esperado tres días para escribir el que es mi último artículo sobre el Real Zaragoza, al menos en la presente temporada. Menudo año he elegido para pedirle a Alfonso Hernández, gestor del portal Príncipes de París, que me reservara una publicación semanal sobre la trayectoria del conjunto blanquillo en Segunda División. Y digo que celebro haber cogido distancia con el último encuentro porque, aunque el resultado apenas tuviera trascendencia, volvió a ser otro de esos ratos complicados de digerir en los que seguramente surgen más preguntas de las convenientes o tiras al aire juicios que requieren más reposo.

Hacer la risa de esa manera ante el Castellón no es respetar ni al club ni a sus seguidores. También era el último partido para los de La Plana, razón para que buscaran lucimiento ante su gente, pero no con la colaboración de un equipo aragonés desvergonzadamente pasivo, escasamente implicado o, dicho de otra forma, nulamente concernido.

Mira que la salvación de la semana anterior había resucitado algo de dopamina entre el zaragocismo. Hormona que unida al ataque de nostalgia provocado por la despedida de La Romareda dejó una semana de efecto placebo, ideal para anestesiar levemente la crítica que merece la entidad por una campaña de semejante vulgaridad. Ha sido esta, de todas las que lleva el club en Segunda, la más complicada de procesar y la que más miedo de un descenso al semi profesionalismo me ha generado.

El míster local, Gabi Fernández, disponía de una última bala que, aunque de fogueo, podía haber aportado algo en la composición de un cuadro final con sobre maquillaje de brocha gorda, pero que hubiese aminorado el mal genio y la frustración del personal.

Y era también importante una impresión digna del cuadro aragonés una vez que parece confirmada la continuidad de Gabi. Pero ni por esas. Ni un mísero regalo al paladar para intentar ilusionarse cuando se produzcan, no dentro de mucho, las primeras incorporaciones.

Sucede además que la comunicación del club es, en líneas generales, peor que la de ‘El silencio de los corderos’. El presidente ausente debería dar una rueda de prensa cada vez que viene, porque viene en contadas ocasiones. El director general sigue todavía en la segunda temporada de Pocoyó. El Cordero de la peli fue ajusticiado porque siempre debe haber un culpable. Aquí solamente han hablado entrenadores y algún capitán, en especial Francho, que es tan buen mozo que pese a volverlo loco con su renovación se dejó utilizar para formar parte de un espectáculo final casi grotesco, entre silbidos, algún aplauso, gritos de directiva dimisión y el asalto a La Romareda, desvalijada por el oro de los recuerdos.

Creo que esta temporada va a pesar en el descrédito general, en la capacidad de los soñadores para amortiguar sus fantasías, en la apuesta por los hechos consumados, las trayectorias fiables, la solidez expuesta semana a semana. Dos meses de ‘Alicia en el País de las Maravillas’ para acabar con el ‘Fantasma de la Ópera’ es una perspectiva sólo apta para histriónicos.

Quiero mandar un saludo al lector recurrente y el agradecimiento por dar sentido a la reflexión de unos, que no es nada sin el juicio crítico de otros.

03 comments on “Ni un mísero regalo

  • Leonardo , Direct link to comment

    Encantado de leerle y alegre porque continue su colaboración en el portal.
    Alfonso, Ortiz Remacha y Vds son referentes en la información y el juicio cabal sobre esta calamitosa trayectoria de nuestro querido Zaragoza

  • Leonardo , Direct link to comment

    El equipo tampoco regaló a la institución una suma de dinero que hubiera incrementado la tesorería del club caso de haber mejorado la clasificacion.
    Ni eso ofreció su falta de profesionalidad.
    Creo recordar que lo mismo ocurrió en el último partido de la anterior temporada.
    Plantilla no implicada que agrava su mediocridad sin remedio.

  • El Maño de Vilassar , Direct link to comment

    Confío en seguir leyendo sus artículos en el futuro. Veces críticas, que describen la realidad, alejadas del «pesebrismo» hoy existente en la prensa local, son más necesarias que nunca. Además se ser artículos muy bien escritos. El nivel de algunos «juntaletras» del periodismo zaragozano actual, deja mucho que desear.

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