Hay veces que se teme romper una buena racha por el miedo que suscita el éxito y la debilidad acumulada por un prolongado viaje al fracaso. Todo se reduce a una especie de «síndrome de Estocolmo» por el que te unes con desesperación a quien te ha secuestrado de la historia y desconfía de lo que ocurra en la normalidad. Entiendo ese dolor en el alma que nos hace prisioneros de la desgracia pero no lo comparto y más aún si se trata de algo colectivo. La necesidad de estallar de júbilo y abrazar a quien tienes al lado aunque no lo conozcas es el principio del cambio y debemos aprovecharlo.
No me gustó el lunes el Real Zaragoza y opino que el Racing de Ferrol mereció la victoria. Y que preparó mejor el partido Cristóbal Parralo que Escribá, que quiso hacerse fuerte en el vestuario y utilizó a los jugadores «castigados» en unos cambios que no sirvieron para nada. Un equipo que juega con dos delanteros necesita extremos y un centro del campo fuerte capaz de dominar el balón y abrir el campo lo necesario para que Bakis y Azón reciban en el área balones de gol. Es cierto que tampoco me gustaron los partidos anteriores pero la pareja de baile de Marc Aguado solamente puede ser Francho, excepto que el «cinco» sea el único que esté por delante de la defensa y se construya una zona ancha con cuatro jugadores especialistas. Maikel Mesa, Valera, Vallejo, Toni Moya o Sergi Enrich parecen no tener sitio en la formación titular y su valor inicial ha caído en picado.
El entrenador tendrá que asumirlo y cambiar su sistema; es inteligente, veterano y no se deja llevar por la presión. Por eso, volviendo al principio, sería muy interesante que las diferentes tendencias blanquillas no se dieran la espalda. Y con el respeto que se deben tener a las opiniones manifestadas en público, los que se hunden por creer que esta temporada va a ser igual que las otras, los que piensan en el ascenso directo por el liderazgo aun no jugando bien y los que no saben a qué carta quedarse y permanecen inmóviles, les dieran confianza a los jugadores para que su talento surgiera el domingo y la Romareda vuelva a ser imbatible.