Por primera vez desde que la Fundación Zaragoza 2032 se hizo cargo del Real Zaragoza, en el 2014, ningún miembro de la actual propiedad ha estado presente en la Ofrenda ni en el recibimiento posterior del ayuntamiento. Tampoco el alcalde, Jorge Azcón. El único miembro del Consejo de Administración del club que ha asistido a este protocolo ha sido el presidente, Christian Lapetra. La ausencia de los máximos accionistas es un hecho insólito y de absoluta falta de respeto y de sensibilidad hacia el equipo y la ciudad. El año pasado, también en una delicada situación sanitaria como consecuencia de la pandemia, se redujo el número de personas asistentes, pero en ese caso en la comitiva zaragocista estuvieron Fernando Sainz de Varanda, Fernando de Yarza y Luis Blasco.
En otras ediciones se pudo ver también a Fernando de Yarza Mompeón y Juan Forcén, pero jamás se había dado esta circunstancia de dejadez hasta este mediodía, con Lapetra haciendo frente a toda la batería de preguntas en la más completa orfandad por parte de los propietarios. Ese desplante masivo, aún injustificado por parte de la directiva, se produce coincidiendo con una compraventa que no termina de cerrarse y que no parece que vaya a producirse después de meses de negociaciones y paréntesis interminables. El presidente volvió a ratificar, como ya hizo tras el Memorial Carlos Lapetra, que la operación «sigue su curso a la falta de la firma y los fondos». Su exposición, ya de por sí bajo sospecha, provoca cada vez una mayor incredulidad por parte de la afición una vez que se ha establecido un límite salarial de marcado signo conservador que se está reflejando en los fichajes.
Lapreta, asimismo y pese a su calidad de interlocutor sin peso en las decisiones, trató otros asuntos como el reparto del capital que ha llegado a la LFP tras su acuerdo con el fondo de inversión CVC. Considera que es injusto el porcentaje que podría corresponder al Real Zaragoza por ser uno de los equipos con más impacto televisivo. «Yo me remitiré a lo que salga de la votación que tendrá lugar mañana». Sobre La Romareda y su futuro, el presidente dijo: «Tenemos que ser responsables con lo que vivimos ahora ahora (pandemia) y esforzarnos en que todo vuelva a normalidad. Mucha gente lo esta pasando realmente mal y hay otras prioridades». No obstante, ve en la posibilidad de que España albergue el Mundial del 2030 una oportunidad inmejorable para Zaragoza sea sede y para que se contemple la mejora del estadio. «Estamos seguros de que nos encontraremos el ayuntamiento para la remodelación de La Romareda», apuntó un Lapetra más solo que nunca frente al peligro.
¡Qué soberbios, del pecado capital soberbia, son estos dueños! Y el hijo de Lapetra, qué imagen más triste para ese insigne apellido zaragocista.