Otra puerta a la primavera

Fuenlabrada, Almería, ¿Girona?… Por qué no. El Real Zaragoza se ha puesto en modo victoria y esta noche en Montilivi (21.00), en caso de que venza, podría quedarse a un paso de confirmar su permanencia en Segunda. Tres triunfos consecutivos, algo que no entraba en las previsiones ni de los grandes soñadores. Pero lleva cinco jornadas ganando y empatando, coincidiendo desde el 22 de marzo frente al Mirandés en La Romareda, pocas horas después de que la primavera se hiciera oficial. Y no hay quien le levante la voz en el marcador aunque en el campo tenga el balón, las oportunidades (no muchas) y se encuentre por encima en la clasificación. El fútbol del equipo de JIM pertenece al invierno, pero los resultados brotan por encima de las inclemencias, del hielo. El Real Zaragoza de Juan Ignacio Martínez es un trébol de cuatro hojas en la cima del glaciar, un curioso fenómeno de supervivencia que va a evitar la mayor catástrofre en la historia del club. Le viene otro encuentro difícil, ante un Girona que necesita los tres puntos para no descolgarse de su carrera hacia el playoff. Esa complejidad que hace tiempo parecía un objeto insalvable incluso antes de intentar sortearlo, es hoy en día un reto sin más. Carece de argumentos para asegurarse a sí mismo que puede imponerse y, a la vez, quién es el valiente que pueda asegurar lo contrario.

Fuera de casa solo ha dejado su portería a cero en dos ocasiones. En Alcorcón y hace un par de fechas en Fuenlabrada. Los desplazamientos todavía se le atragantan y, en ese sentido, continúa siendo un equipo poco fiable de viajero. El Girona, como local, tampoco es un portento po su capacidad realizadora, de las cinco peores de la competición y sometido a la tensión de no puede permitirse un solo error para meterse entre los seis primeros. Las prisas, en este caso, son para los catalanes, arma psicológica que el Real Zaragoza puede utilizar a su favor sin darle la espalda al partido en ningún momento. Un encuentro que, como es norma con el equipo aragonés de por medio, no admitirá muchos goles, terreno en el que se maneja con cierta habilidad.

La alineación vuelve a ser foco de atención. JIM ha cambiado cosas en las últimas citas como la inclusión en el once de Tejero, Adrián y Sanabria a la espera de que le dé continuidad o no. En el centro de la defensa, a Peybernes, que esta noche vuelve tras perderse el choque ante el Almería por la cláusula del miedo en su cesión, le ha entregado al titularidad, y podría regresar en lugar de un Francés que no está a tope físicamente. El tema del ataque se ha convertido en el debate del siglo. El entrenador prefiere de salida a El Toro para que Iván Azón dé la puntilla, con Alegría definitivamente en chiqueros. Como todo va viento en popa aun en contra de la naturaleza de las cosas, es improbable que el canterano sea el elegido desde el comienzo, si bien sería mejor no apostar en esa casilla a favor del uruguayo.

Una victoria más en primavera para estar a otra (o un poco más) de certificar la salvación. Parece mentira después de haber visto al Real Zaragoza con la temperatura de un cadáver. Con la modesta estufa de JIM ha vuelto a la vida. No a la buena vida, porque esa cuestión ya no depende del técnico ni de los jugadores, sino de los propietarios y su tacañería para hacer de este Real Zaragoza un hogar acogedor. Otros vendrán.

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