El conjunto oscense, que suma cuatro victorias, dos empates y una derrota en casa de los siete equipos que le acompañan en la parte alta, sólo ha sacado un punto en los campos de cinco de los seis últimos clasificados
Frente a un partido tan especial como el del domingo en La Romareda, las estadísticas acompañan sin dictar sentencia alguna. Sin embargo la SD Huesca, cuyo rendimiento global pese a su última mala racha de resultados está muy por encima de lo esperado gracias a sus elevadas prestaciones en El Alcoraz, emite una curiosa señal de equipo con una marcada doble personalidad, fruto de un conjunto que fuera de su estadio se agiganta cuando más complejo es el reto y que afloja cuanto, en apariencia y clasificación del adversario, más sencilla parece la empresa. Esos picos de comportamiento le han llevado a la octava plaza por el momento, con opciones muy sólidas de conseguir una plaza para la promoción de ascenso al término del curso. Para regresar lo antes posible al vagón de los elegidos donde ha viajado una buena parte de la campaña, debe empezar ganando al Real Zaragoza, un rival por números y rendimiento muy inferior y que, además, es el cuarto peor local.
Su conducta en los desplazamientos en teoría sencillos, no obstante, sitúa al equipo de Gabi Fernández, 18º, como claro favorito para hacerse con los tres puntos. El Huesca sólo ha sido capaz de sacar como visitante un empate, ante el Racing de Ferrol en A Malata (0-0), contra cinco de los seis últimos. Perdió en Málaga (1-0), Cartagena (1-0), Elda (2-1) y Tenerife (2-0). Y ha marcado un único gol, el de Sergi Enrich para acortar distancias en el Nuevo Pepico Amat. También cayó en Gijón (2-1), Eibar (2-1), dos que aún luchan por la salvación, y Burgos (2-1). En ninguno de todos estos encuentros se ha puesto por delante en el marcador, lo que denota ya no sólo la dificultad que tiene para sacar algo positivo de sus salidas, sino también tomar ventaja e incluso igualar un resultado en contra. Las causas por las que pierde tanto fuelle ante clubes con serios problemas no son fáciles de descifrar, pero su incomodidad parece estar relacionada con la descompensación de su adrenalina y concentración cuando se mide frente a contricantes muy necesitados.
El Real Zaragoza habrá calibrado este detalle nada casual para plantear un choque desde su actual modestia y sus importantes urgencias: el Huesca, con o sin bajas, es un conjunto muy respetable, pero la flojera que le sacude en estos casos puede ser una baza a jugar si imprime al partido la agresividad y la ambición adecuadas. Por contra, la escuadra altoaragonesa luce un palmarés envidiable lejos del abrigo de su afición siempre que se ha plantado en escenarios grandes. Suma cuatro victorias, dos empates y una derrota en casa de los siete equipos que le acompañan en la parte alta de la tabla. Se impuso al Elche (0-1), al Granada (1-3), al Real Oviedo (0-3) y al Racing (0-1) y firmó tablas en el Ciutat de Valencia con el Levante (0-0) y en Almería (0-0). El Mirandés ha sido el único capaz de doblegarle en Anduva (1-0). La pregunta es qué Huesca asomará en La Romareda. Si se sigue arrugando con los desvalidos como hasta ahora, el Real Zaragoza tendrá todo o mucho ganado en esta cita de altas tensiones deportivas y emocionales.
