Se ha consumado la caída del Real Zaragoza fuera de la zona de ascenso por primera vez desde el comienzo del torneo, del directo, que ocupó como líder durante cinco jornadas, de la 2ª a la 7ª, y de la promoción. Se desliza hasta la novena plaza fruto de su pésima racha en las últimos siete partidos, de los que ha extraído tan sólo 5 de 21 puntos.
La derrota que sufrió en La Romareda frente al Eibar, la tercera consecutiva tras las sufridas ante el Mirandés y el Alcorcón, y las victorias de Valladolid con el Andorra (2-0), sexto ahora, Racing contra el Burgos (3-0) y del Sporting en Albacete (1-3), han provocado este desplazamiento del equipo de Fran Escribá, que suma 20 puntos por los 22 que ahora atesora los pucelanos y los 21 de cántabros y asturianos. Se desprende cuatro posiciones. El castigo como local, es el 15ª peor, ha resultado clave en este desplome en la clasificación. Aunque el equipo ha subido por una de escalones en su juego con la reordenación de los futbolistas y un sistema más acorde a sus recursos, no le ha dado para firmar un triunfo que rubrique esa mejora de versión.
Después de encajar tan sólo un tanto en sus primeros cinco compromisos, en el 1-3 en Cartagena, han encajado ocho en este tramo de la competición, gran parte de ellos propiciados por graves errores individuales además de una incapacidad física y táctica para conservar, sobre todo en las rectas finales, ventajas de dos goles como sucedió en Gijón y este mismo sábado con el Eibar. En estas citas en concreto, el entrenador ha señalado a sus futbolistas, pero el propio Escribá tampoco ha estado precisamente acertado para proteger a su equipo cuando le ha faltado aire y posición. Y un plan B.
Estamos donde se presagiaba que estaríamos a tenor del juego que se desplegaba. Me he cansado de decirlo en este chat cuando estábamos arriba del todo.
Se carece de un líder claro en el vestuario y en el terreno de juego. Por no hablar de la confusión y extravío que reina en el banquillo, donde se aprecia la incapacidad para reaccionar a tiempo y con acierto cuando el equipo se empieza a desmorona por incapacidad física en los últimos tramos de los partidos.
Lo extraño es que en los dos últimos se ha jugado mejor, pero no basta. La dirección tecnica debe recuperar psicológicamente a un equipo muy frágil animicamente . Todavía se está a tiempo y tenemos mucha mejor plantilla que la pasada temporada.
Vive de las rentas de lo conseguido en las primeras 5 jornadas (cuando los equipos están en rodaje y la clasificación es una lotería que nunca refleja la realidad). De no haberse dado esa cadena de resultados afortunados, a estas alturas estaríamos llegando a la estación de peaje de todos los años, para Todos los Santos, en la que el equipo se asoma al abismo, el juego hace desesperar a la afición acabando con las ilusiones de ascenso, y el entrenador va haciendo las maletas con más pena que gloria. No parece Escribá el Moisés del regreso a la Tierra Prometida de la 1ª División, pero la situación no sería desesperante si se tuviera claro que la plantilla precisa de unos retoques en el mercado de invierno: un delantero abrelatas, tipo Dwamena, un portero de garantías, otro Zidane como el que le vimos al Éibar, y un Culio, un tipo de carácter que marque las diferencias en el centro del campo con la actitud, más que con la calidad, que tienen de sobra Aguado y Moya.