La primera bomba del futuro ha estallado esta misma mañana de lunes: el director general, Raúl Sanllehí, deja su cargo tras mutuo acuerdo con la propiedad. El Real Zaragoza ha emitido un comunicado sin dar explicaciones sobra las causas de la salida del ejecutivo, aunque subrayando que la decisión ha sido de forma consensuada, y agradeciéndole sus servicios prestados. «Su liderazgo y su visión estratégica han sido fundamentales para el crecimiento y modernización de nuestro club», escribe el presidente del club, Jorge Mas.
Por su parte, Raúl Sanlehí, que tenía aún dos años más de contrato, se despide en la nota oficial: “Ha sido un honor y un privilegio formar parte de este gran club. Me voy con la satisfacción de haber contribuido al desarrollo y fortalecimiento del Real Zaragoza. Quiero agradecer a todos los empleados, jugadores, aficionados y directivos su apoyo y colaboración durante mi tiempo aquí. Me llevo grandes recuerdos y dejo un equipo comprometido con un futuro brillante. ¡Aúpa Zaragoza!”, manifestó el ya exdirector general.
En los próximos días, según recoge el comunicado, se anunciará la estructura organizativa que asumirá las funciones desempeñadas por Sanllehí, «con el objetivo de asegurar una transición ordenada y continuar con el trabajo iniciado». Este acuerdo contiene un reconocible aroma a despido después de que el catalán, en sus dos temporadas siendo el hombre fuerte del fondo de inversión en el club aragonés, no haya conseguido que el equipo adquiere el tono competitivo adecuado para luchar por el ascenso. Muy al contrario, en ambos cursos, sobre todo en el que acaba de finalizar, la salvación ha sido el triste objetivo final.
Su aterrizaje en la capital aragonesa fue acogido con cierta satisfacción al tratarse de un profesional con un amplio recorrido en el universo de las negociaciones que ejecutó como director de fútbol en el Barça y del Arsenal, de donde salió por la puerta de atrás. Sus primeros decisiones, sin embargo, desencantaron al aficionado. Mantuvo en la dirección deportiva a Miguel Torrecilla pese al pobre trabajo de éste, elogió la figura ya muy desgastada de Luis Carlos Cuartero. Pronto se descubrió su falta de aclimatación a un ecosistema, el del Real Zaragoza, que le vino grande al tratarse de un escenario con particularidades muy distintas a las de sus anteriores destinos.
La elección de Juan Carlos Cordero como entrenador fue otro de sus errores de bulto, al entregar el vestuario a un técnico sin apenas recorrido en el fútbol profesional. Mientras, ejercía el papel de representante institucional en la operación para que la multipropiedad tuviera un un lugar de privilegio en la construcción y sobre todo explotación del nuevo estadio. El Real Zaragoza avanzaba en el ladrillo pero descarrilaba sobre el césped. Llegó Fran Escribá para ayudar a la salvación y se contrató a Juan Carlos Cordero frente a la continuidad insostenible de Torrecilla. El segundo ejercicio fue a peor. Cayó Escribá, se eligió a Julio Velázquez y al final se aceptó la imposición de Víctor Fernández, con quien se ha cerrado un curso deplorable. Dos directores generales y cuatro entrenadores en sólo un par de cursos han terminado por descabalgarle de la cúpula.
Raúl Sanllehí se va ajeno a la realidad del Real Zaragoza, con la sensación de un aislamiento provocado por su pésima gestión, los malos asesores de los que se ha rodeado y la evidencia de verse superado por los acontecimientos. «Estoy exhausto y desgastado», ha reconocido en una amplia carta de despedida.
«Su liderazgo y visión estrategica… »
No tiene desperdicio la nota del Presidente.
Digamos lo que Antonio Machado escribió a la muerte del señorito andaluz: Don Guido.
«Don Guido y equipaje, buen viaje…»
Excelente noticia. E inesperada para mi. Su bagaje en lo deportivo ha sido deplorable (en lo económico, mejor aunque falta saber su participación real en la mejora económica). Nunca dió sensación de conocer la realidad histórica zaragocista.
El caos en la planificación de la Nueva Romareda ha podido incluir mucho.
El roto económico lo van a pagar los del Consejo de Administración.
No ha logrado traer fondos que apoyen económicamente la construcción del estadio.
La gota que colmó el vaso.
Que tanta paz lleves como descanso dejas.