La extensa rueda de prensa ofrecida por el tándem Sanllehí-Torrecilla ha tenido como eje principal la presentación de un escenario si no paradisiaco sí con clima tropical pese a que el equipo sufra en estos momentos las inclemencias del polo sur. El director general ha insistido en conducir una situación muy preocupante en lo deportivo hacia espacios de unidad universal del zaragocismo, al que ha solicitado que huya del resultadismo y de las urgencias porque tanto el grupo al que representa como bajo su propio criterio el proyecto que han acometido «tiene las cuatro patas» que se buscaban, refiriéndose a la renovación de los canteranos, a la mejora de la situación financiera, tener un conjunto competitivo y el salto cualitativo en cuanto a infraestructuras. La exposición del ejecutivo, al igual que la de Miguel Torrecilla, ha tenido un alto componente ansiolítico y jubiloso para evitar que la derrota contra el Lugo y la posición en la tabla, en descenso, condicionaran su encuentro con los medios de comunicación, a fin de cuentas con la afición que ya empieza a dudar y sospechar de la gestión de ambos. Esa hinchada que emocionó a Sanllehí en el partido del domingo. «El final de los jugadores en comunión con el himno cantado por el fondo. Me puso la piel de gallina. Me gustó ver aquello, a la gente diciendo estamos aquí con vosotros. Son soberanos y pueden pitar cuando quieren, pero no deberíamos poner palos en las ruedas. Con todos juntos pasaran cosas mejores. Vale la pena aguantar un poco más, no perder la energía de la grada y hacer que La Romareda sea inexpugnable». El enésimo discurso presidencialista apuntando al corazón después de diez temporadas en Segunda porque nadie ha sido capaz de construir un equipo inexpugnable. Tampoco, por ahora, las sinergias.
Información que no se supiera no ha habido mucha pese a la transparencia controlada con que se han tratado todos los temas. Torrecilla, en uno de esos golpes tan suyos de originalidad, ha invitado a tomar un café a quien quiera en un su despacho para que se compruebe cómo controla todos los movimientos de los mercados y de las renovaciones en su pizarra y cómo funciona el radar sobre 37 ligas que estudia su familiar equipo de scouting. El ‘relaxing cup of café con leche’, que ha sido aceptado por alguno de los presentes, ha sustituido a la pomada en una toma de contacto con la prensa que tenía como objetivo primigenio el cierre de la ventana estival y que ha derivado hacia el relato de todas las glorias de este Real Zaragoza que Sanllehí defiende dentro del marco del «rigor» en todos y cada uno de los pasos que se están realizando. «Mi grado de satisfacción con el entrenador y el director deportivo es altísimo», ha subrayado Sanllehí pese a que la plantilla ha perdido calidad y Carcedo no termina de dar con la tecla de un piano que sigue desafinando en ataque porque Torrecilla ha completado otra nefasta cirugía en el vestuario.
El director general ha señalado con sutileza a la prensa recordándole la existencia de una hemeroteca que ha elogiado al equipo en las tres primeras jornadas. «Podemos tirar de hemeroteca. En las Palmas hicimos un partido muy serio y sólido aunque faltara mordiente. Contra el Levante, un Primera, volvimos a demostrar que somos un equipo muy trabajado y fuerte en defensa aunque nos faltó pegada en ataque. Todo el mundo estaba satisfecho de lo que veía. En Cartagena, seguimos en la misma línea pero al quedarnos con uno menos nos condicionó. La sensación era de máxima tranquilidad. La primera parte frente al Lugo se conservó esa dinámica seria y competitiva y conseguimos por fin marcar. Esperábamos una segunda parte plácida, pero hubo una ansiedad tremenda que intentaremos corregir. Si calificamos como un gran desastre esta derrota en La Romareda nos estaríamos equivocando, No vamos a vender humo ni esconder realidades porque tenemos 2 puntos de 12. Pero no me preocupa porque queda mucho por delante y el equipo ofrecer garantías».
En la misma hemeroteca a la que se refiere el director general, la mayoría de la prensa a la que alude ha incidido en que el Real Zaragoza, sin Iván Azón, tenía y tiene un grave problema ofensivo al que nadie ha puesto una solución contundente. En este punto, Sanllehí ha descubierto para la historia y la humanidad que Makhtar Gueye no ha sido un fichaje de urgencia. «Era una de nuestras grandes prioridades, una negociación que ha durado seis meses. Hemos acabado con la opción que más queríamos y la más complicada, lo que supone una gran alegría. Tanto el agente como el jugador entendieron el proyecto». No queda más remedio que ponerse bajo el paraguas de un acto de fe para creerse que el senegalés fuera la joya elegida, cuando en la lista de la dirección deportiva hubo otros nombres principales que hubo que descartar por la imposibilidad de acceder a ellos por causas deportivas o económicas.
Queda una ficha vacante que se podría cubrir con un agente libre, pero no es un tema prioritario porque Torrecila considera que la posición de extremo «está bien cubierta por Puche, Mollejo, Bermejo y Larrazabal». El Real Zaragoza es un calco a peor de la temporada pasada, pero el director deportivo, en lógica armonía con el director general y consigo mismo, piensa que la fisonomía del grupo «ha cambiado drásticamente, sobre todo en ataque con las incorporaciones de Gueye y Giuliano. Es cierto que el bloque del centro del campo lo mantenemos pero tenemos todas las posiciones dobladas», apunta. Torrecilla no se quiere poner nota hasta que finalice su etapa en un club en el que continúa bajo el mecenazgo de Sanllehí. «Ojalá mi caducidad llegue con el club en Primera». Carcedo también puede estar tranquilo con su continuidad. «Después de cuatro o tres partidos y medio, cuestionar el entrenador me parece fuera de lugar», enfatiza Sanllehí. Es sabido que ese lugar se encuentra precisamente en el corazón de los resultados, y que el entrenador es reo de ellos como cualquier mortal en esta profesión que se siente en un banquillo y víctima por lo general del trabajo que se ejecuta en los despachos.
Ha habido de todo en esta mañana soleada de preguntas bien formuladas y de respuestas esclarecedoras donde la luz ya había llegado antes gracias a los medios de comunicación y algunas subrayadas en rojo sobre todo por Sanllehí. Que la salida de Narváez «no ha sido a coste cero» y que la marcha de Pep Chavarría se debió a la constante «insistencia y la presión del futbolista por jugar en Primera. Estuvo dos horas en mi casa e intenté convencerle de que viniera con nosotros a Primera. El fondo no era económico sino humano. Yo era un abanderado de no venderlo, y le dije a Miguel que mirasen lo que hubiera para suplirlo y que si no perdíamos en calidad, que lo hiciera». Así llegó Gabriel Fuentes, empaquetado desde Colombia para suplir la baja del lateral catalán, mientras que el fichaje de Jairo Quinteros siempre estuvo a la espera de que Clemente hallara destino. De la renovación de Francés «habrá muy buena noticias en breve», comenta el director general, quien hizo alusión al techo salarial de la institución. El límite salarial es un ente vivo. La entrada de este grupo con dos ampliaciones de capital y el pago de la deuda con Hacienda que nos estaba lastrando nos ha permitido tener más holgura. La salida de Narvaéz nos ha ayudado también a contar un pequeño margen extra».
Puntualiza el director general que en la controversia sobre la reducción salarial que se propuso a la plantilla, hay que matizar cosas, aunque en esa aclaración no ha incluido el porqué esa negociación se produce sobre la caída del telón del mercado de verano y no nada más aterrizar la propiedad en el club. «No se ha explicado bien. Desde nuestra llegada se quería cambiar el sistema retributivo de la primera plantilla. Buscar el bien común. En el caso del Zaragoza de llegar a Primera. Me pareció de justicia como club ofrecerles esa posibilidad. Brindarles una oportunidad para que pudiesen tener un variable y que ganasen más. Si pones 1 te damos 4. Unos lo han hecho y otros no, pero no es una petición ni una necesidad del club». Parte del vestuario discrepa con esta exposición ya que ese 4 estaba condicionado al ascenso, muy improbable por otra parte.
Del reino de taifas que parece la estructura de la propiedad, donde no se sabe bien quién es quién en la escalera del poder, Sanllehí ha dicho: «No es el tema de hoy. Es complejo pero ellos debaten y me me hacen llegar sus intenciones. Vamos en la misma línea al cien por cien . Todas mis propuestas que no ha sido aceptadas y la inversa. SE trata de un grupo muy unido. Jorge Mas es un muy buen presidente, un hombre de fútbol. Estoy muy satisfecho del nivel desde este grupo que dispone de clubs en Colombia, Francia e Italia porque actúan como una unidad. Me da igual el porcentaje accionarial que corresponda a cada uno. Me costó una hora decidirme y no fue por dinero». Sobre el objetivo final del proyecto han surgido claroscuros. «Prima al sostenibilidad, el crecimiento orgánico, no ser un equipo ascensor. Subir lo antes posible pero para quedarnos. Nuestro objetivo es competir cada partido pensando que podemos ganarlo y eso nos llevará donde queremos». ¿Y Cuartero, otra vez campeón de Europa? «Es asesor mío y facilitador de la transición». De verdad que esto merece un capítulo aparte que más que un ‘relaxing cup of café con leche’ invita a tragar una infusión de sapos.
De momento, una pareja de trileros, es lo que parecen. Torrecilla será de los primeros cadáveres de Sanllehí. Ojalá me equivoque