El delantero vasco se ha convertido en la peor inversión delantera de los diferentes mercados de invierno a los que ha acudido el Real Zaragoza a lo largo de su historia para reforzarse o para intentar reparar una situación crítica. En 16 partidos, 13 como titular y un total de 909 minutos, Sabin Merino no ha logrado marcar un solo tanto, protagonizando además encuentros vacíos de cualquier tipo de aportación. En muchas ocasiones caído a la banda izquierda, el extécnico Juan Ignacio Martínez le trasladó toda su confianza en el campo desde que Miguel Torrecilla, en una operación demencial, lo fichara del Leganés sobre la bocina de la ventana invernal y firmando un contrato por lo que restaba de temporada y tres cursos más. Un acuerdo leonino por un futbolista de 30 años para mejorar la pobre capacidad realizadora del conjunto aragonés, un apuesta por un atacante que sólo en Segunda B había sumado una cifra importante de tantos.
Ha habido otros profesionales con genética ofensiva reclutados en esa zona fría, traidora y de escaso éxito del mes de enero que se han quedado sin ver puerta, pero jamás disponiendo de tantas oportunidades. Los dos casos más cercanos son el del griego Georgios Samaras (2016-2017) y el del camerunés Henri Bienvenu (2012-2013). Ambos sólo fueron titulares en un partido. Samaras se desvinculó del Rayo Oklahoma City y fichó por el FReal Zaragoza, visiblemente lesionado, como agente libre. Un plan específico de preparación no consiguió aproximar ni por los remoto a aquel elegante tallo de 193 centímetros de altura, leyenda del Celtic, con dos Mundiales y dos Eurocopas a sus maltrechas espaldas. Bienvenu se adelantó por Twitter a su contratación y Manolo Jiménez la desmintió. Pero llegaría desde el Fenerbahçe junto a Rodri, este cedido del Sheffield Wednesday y autor al menos de dos goles en su efímero paso por La Romareda en el que supuso el último descenso.
Álex Alegría (2020-2021), Burgui (2019-2020), Rochina (2012-2013) e Iskrenov (1988-1989) celebraron un solitario tanto desde sus incorporaciones en enero hasta la finalización del campeonato. Un cartel un poco más lucido, con dos goles, presentaron Eliseu (2009-2010) y Gustavo López (1995-1996). Tuvieron mejor puntería aunque sin elevar el rendimiento colectivo que se buscaba Rambert (cinco en 1995-1996) y Milosevic (seis en 2001-2002), este último incapaz de frenar la caía a Segunda en su regreso a préstamo del Parma. Más productivos fueron los cuatro de Puado (2019-2020), los seis de Suazo (2009-2010) y los siete de Colunga (2009-2010), el primero para ayudar a que el equipo aragonés entrara en playoff y los otros dos para firmar la permanencia con Gay en el banquillo. El gran acierto de este mercado tan incierto fue sin duda Esnáider. Icono de la Recopa, la Juve, donde nunca fue feliz, lo cedió en el gélido invierno de 2000. En el Real Zaragoza recuperó la sonrisa con una espectacular tacada de once dianas que resultaron claves para la salvación.
La mayoría de estos futbolistas con los que se busca un revulsivo arriba llegaron a préstamo (algunos con opción de compra que no se ejecutó): Rodri (Sheffield Wednesday), Rambert (Inter), Alegría (Mallorca) Esnaider (Juventus), Eliseu (Lazio), Colunga (Recreativo de Huelva), Rochina (Blackburn Rovers), Puado (Espanyol), Milosevic (Parma), Burgui (Alavés) o Suazo (Monterrey). La excepción fue Gustavo López, por el que se pagó 420 millones de pesetas a Independiente, la cantidad más alta desembolsada hasta entonces por el Real Zaragoza. El Cuervo estuvo cuatro temporadas con una ficha anual de 50 millones de pesetas hasta que fue traspasado al Celta por 400 millones. Sabin Merino, con su terrible récord a cuestas en su estreno en Zaragoza con una de las fichas más altas, tiene hasta 2025 para marcar. Si Raúl Sanllehí no le busca antes otro destino para dejar espacio a otro delantero.