La confirmación de la lesión muscular de Bakis, a quien le espera un mínimo de un mes de baja y ya no aportará nada al equipo, ratifica la penosa planificación de dos directores que han dilapidado por completo su fama
Raúl Sanllehí venía de ganarse un prestigio en el Barcelona y en menor medida en el Arsenal, de donde salió de malas maneras, y Juan Carlos Cordero, casi siempre ligado a Quique Pina, una figura de sombríos claroscuros, fue contratado como un director deportivo conocedor de los mercados menores o secundarios, donde había demostrado cierta habilidad para escoger y explotar a futbolistas sin gran popularidad pero rentables en los clubes para los que trabajó. El director general ya manifestó en su primera experiencia en el Real Zaragoza que la plaza le venía grande por su absoluto desconocimiento de la idiosincrasia de esta institución y por ser al fin y al cabo un enlace administrativo de la nueva propiedad en la ciudad. Sus decisiones, como la conservar en el cargo a un erosionado Miguel Torrecilla, enfurecieron a la afición, para ceñir su relevancia la oratoria y a las mesas de negociación para que el nuevo estadio cumpliera los deseos de explotación de sus patrones. Tampoco a la segunda acudió a ningún apoyo zaragocista y desinteresado que le guiara por las entrañas de esta entidad tan especial como enorme. Cordero asumió la responsabilidad completa el pasado verano, con una reconstrucción de la plantilla que le elevó a sus altares por la velocidad a la que la ejecutó, sin entrar a profundizar ni investigar la verdadera dimensión de la confección de la plantilla. Seis meses después, el tándem se ha caído con todo el equipo, dilapidando ambos su fama anterior. La confirmación de la lesión muscular de Sinan Bakis, que le tendrá un mes como mínimo de baja tras haber regresado de la meniscopatía en la rodilla derecha con un tratamiento conservador, ha dejado al descubierto la pésima gestión de este dueto.
El punta turco completó una notable campaña en el Andorra. Los 12 goles que marcó con el equipo del Principado eran una cifra interesante para la categoría. Pero Bakis nunca había superado esa cantidad de tantos en su dilatada carrera, por lo que la apuesta escondía un riesgo de que se tratara, como así resultó mientras el futbolista estuvo sano, que fuera flor de una temporada. Cordero apostó la mayor parte de sus fichas para solucionar un problema enquistado en el Real Zaragoza desde después de la pandemia, pero el atacante no ha mejorado en números a El Toro Fernández, Vuckic, Sabin Merino o Pape Gueye, todos incapaces de ver ni una sola vez puerta. Ahora le ha vuelto a frenar el aductor, junto cuando los ejecutivos, crédulos con mucho falsete de fondo, habían descartado un refuerzo invernal para un equipo raquítico en fase ofensiva. La situación deportiva se ha ensuciado con la derrota frente al Cartagena y con el empate ante el Villarreal B que desató la furia de la hinchada desplazada a La Cerámica. Sin objetivos por delante que no sea la salvación, con la confirmación de que los consejeros Emilio Cruz y Mariano Aguilar son quienes pilotan gran parte de los movimientos, y un presidente, Jorge Mas, cuyos principales intereses no se centran precisamente en el equipo, Julio Velázquez ha concentrado la cólera. El técnico ha colaborado para fabricar este contexto de tensiones y desilusiones, pero está siendo víctima de sí mismo sin deberse obviar que el vestuario tenía filtraciones en la ventana estival y que en enero se hizo más bien poco por repararlas.
Con el cuarto límite salarial más holgado de Segunda, el Real Zaragoza es decimotercero con ya tan sólo 14 jornadas por delante, a una distancia abismal de la promoción con la calculadora de la verdad, la que incluye además de un buen puñado de victorias para obrar un milagro la falta de argumentos futbolísticos de la plantilla. Es cierto que las lesiones han hecho pupa, pero el daño profundo lo ha causado el bajo rendimiento del grueso de los fichajes. Toni Moya había jugado unos cuantos partidos en el Alavés, nada más. Manu Vallejo sí traía algo más de equipaje con sus buenas temporadas en el Cádiz y en el Valencia, pero ni en el Alavés, ni el Girona ni el Oviedo le había sonreído ya la titularidad. En cualquier caso, hay que reconocer que seguramente sea la gran decepción en la nómina de nuevas adquisiciones junto a un Sergi Enrich otoñal e irritante por su nula aportación. De Francia, con Lecoeuche, Poussin y ahora Zedadka, a Cordero le han vendido material de segunda. Mesa, tan goleador como guadianesco en el futbol colectivo, y Mollejo, tan comprometido como histriónico, cubren la lectura positiva en la que también pueden incluirse a Valera, por momentos a Mouriño y a Badía y a Guti. Mar Aguado no es ni la sombra que brillo al lado de Eder Sararia.
Cristian Álvarez, hasta que visitó al enfermería, Francés y Francho, es decir los de siempre esta vez sin un Azón desconocido y desorientado desde que volvió de su lesión, son los jugadores que han ofrecido un rendimiento alto y regular. Los nuevos se revistieron de un aura que no tenían y, lo peor, a la que ni se han aproximado en el Real Zaragoza mal conducido por Fran Escribá y peor por Julio Velázquez. Sanllehí y Cordero no aparecen demasiado en el apartado crítico, si bien cada día que pasa es más evidente que su dislate y su dependencia de las órdenes que llegan desde el Metropolitano les convierte en los grandes responsables de otro ejercicio tirado a la basura, sin haber hallado una respuesta a los defectos duplicados de años anteriores: la falta de gol y la inconsistencia de un centro del campo sin líderes físicos ni creativos.
Pues si. El Zaragoza es un equipo colonizado y manda la metrópoli de los grandes que nos parasitan desde las categorías infantiles y juveniles. Lo poco que sale se lo quedan y a cambio nos prestan para que se fogueen los jugadores promesas de sus equipos.
Así nunca se saldrá de la pobreza. Si algún año se asciende no hay estructura gestora para consolidar un proyecto en primera.
En teoría mejor planificación que otros años, pero el cambio de entrenador ha sido nefasto por sus planteamientos y discursos ,Cordero ha traído en teoría jugadores bastante reconocidos pero rendimiento 0,aguado,manu vallejo, enrich ,bakis,ninguno ha destacado y mikel mesa un poco guardiana.
Si a la propiedad del Club le interesa el mismo, que está por ver, a la vista de su comportamiento, debería centrar su objetivo en que el equipo llegue a esos 50 puntos salvadores y quedar lo más arriba de la clasificación porque cuanto mejor más ingresos económicos para la próxima temporada (olvidando esa letanía del play off). Y desde ya mismo, búsqueda e incorporación de un nuevo Director General, que a su vez traiga un nuevo Director Deportivo para el próximo curso. Y que vayan pensando en un nuevo proyecto y entrenador para la próxima temporada. Dicho esto, tengo serias dudas de que vaya a ocurrir alguna de las «ideas» que he escrito. Como mucho, un nuevo entrenador. Total, somos un club «trituradora» de entrenadores, cada vez menos atractivo para el mercado.