El Real Zaragoza ha comunicado de forma oficial que ha rescindido su compromiso contractual con Adrián González, con quien estaba vinculado hasta el próximo 30 de junio. Su destino está a punto de conocerse y será el Fuenlabrada de Sergio Pellicer, técnico con quien ya coincidió en el Málaga en la recta final de la campaña 2019-2020. El conjunto aragonés libera de esta forma parte de una de las fichas más altas de la plantilla, un jugador contratado por el anterior director deportivo, Lalo Arantegui, y que apenas ha tenido peso en el equipo durante los dos cursos que ha pertenecido a la plantilla. Su experiencia en Primera y su rentabilidad en Segunda, además de su más que aceptable aptitud para la estrategia le avalaban como una pieza de cierta utilidad pese a que aterrizó en La Romareda con 32 años. En este espacio, sin embargo, sólo ha participado en ocho encuentros como titular, distinguiéndose en el actual ejercicio por ser el último relevo, en algunos casos participando apenas un minuto (en nueve encuentros saliendo desde el banquillo no llegó a la decena en cada uno de ellos, casi sobre el pitido final).
Su clase, ligada inexorablemente al declive profesional y las lesiones, le permitió aparecer en la poco exigente la lista de máximo goleadores del año pasado, donde sólo Narváez con 9 tantos superó su marca de 3. Dos de ellos tuvieron un valor importante en al arduo camino hacia la salvación, el conseguido contra el Almería en una victoria crucial en La Romareda y el penalti transformado en Lugo para empatar una cita que decidiría Cristian con su legendario cabezazo en el tiempo añadido. Su tiempo en el Real Zaragoza ha salido a precio de oro. El dandi que fue se transformó en una sombra inapreciable en el conjunto aragonés. Antes de despedirse dejó algo de su apagado perfume en el choque de Copa frente al Sevilla con detalles de la mejor versión que ofreció en el Eibar y en el Málaga. Muy poco por no decir casi nada para las expectativas que se pusieron en el centrocampista.