La minúscula producción goleadora de los centrocampistas y mediapuntas, 18 tantos en las últimas tres temporadas (7 de Vada), se añade a la crisis en el ataque frontal
El frente de ataque del Real Zaragoza ha sido un solar en las dos últimas temporadas y amenaza con no mejorar mucho en la actual con Giuliano, Azón y Gueye por decir todavía la última palabra. En estos tres futbolistas está depositada toda esperanza o clavo ardiendo al que agarrarse, depende de por dónde tire el curso y sus resultados. También en cómo decida utilizarlos un Juan Carlos Carcedo cuyo dibujo, aunque le cueste, le reclama juntar a un par de ellos para subir la adrenalina en punta. Los fracasos constantes de delanteros fichados como protagonistas ofensivos (El Toro Fernández, Vuckic, Alegría, Álvaro Giménez, Nano Mesa y el sonado de Sabin Merino a la espera de lo que suceda con Gueye) están relacionados directamente a su falta de inspiración personal, pero habría que incidir en que no han recibido tampoco demasiadas ayudas en forma de asistencias o tantos de complemento por parte de la segunda columna.
En esa colaboración ofensiva de los centrocampistas en todas sus versiones, el conjunto aragonés ha sufrido una erosión escandalosa. En este periodo de dos campañas más la siete jornadas disputadas hasta el momento, el único que se ha salido del guión ha sido Valentín Vada, ahora actuando de enganche habitual en el equipo. Sus siete dianas de la 2021-2022 le convirtieron en el máximo artillero del equipo junto a Iván Azón. Pese a ser un futbolista no demasiado rápido ni constante, posee un notable don la ubicuidad para aparecer por sorpresa aunque no siempre con puntería. Bajo la confianza absoluta de Carcedo, todavía no ha dado una sola vez en la diana.
Si se incluye en la lista de habitantes de la medular a Mollejo por la labor que está ejerciendo y a un Larrazabal cuyo lugar está por descubrirse, de los diez jugadores que componen este particular club en la plantilla, el Real Zaragoza ha sacado en limpio tan sólo 18 goles en 91 partidos. A la cabeza figura, con 4 goles en 62 titularidades, Bermejo. A su rebufo aparecen Francho y Grau con 2. El canterano en 52 encuentros en el once, mientras que el pivote valenciano los ha firmado en solo 13 ocasiones desde el arranque de la contienda. Eugeni, que se ha movido por todo el campo en 17 partidos, presenta uno, de penalti contra el Málaga, el día de su debut. Petrovic también suma una unidad, lograda en Ibiza en las 20 jornadas del ejercicio pasado en las que JIM contó con el serbio de inicio, y Mollejo ha sido el último en llegar con la diana de la victoria ante el Sporting. Zapater, inédito este año, Manu Molina y Larrazabal aún no se han estrenado.
Para localizar en este páramo a jugadores que hayan participado con más acierto en la faceta realizadora desde la segunda línea hay que remontarse a Pombo (2+7+5), Pep Biel (6 en 18 partidos), Lanzarote (5+6), Pedro (6+3) Hadžić (8 en su breve paso por La Romareda), Luis García (4+4) y Montañés (6+4). Papunashvili también tendría su hueco en sus esporádicas entradas en el equipo (8+3+2). El suministro es otro de los grandes problemas en estas tres últimas temporadas. Fuentes y Mollejo lo han hecho de cabeza, más de refilón que con la intención de centrar, y Bermejo en el pase largo que el propio Mollejo transformó contra el equipo de Abelardo. El gran abastecedor de la 21-22 fue Gámez, lateral, con siete asistencias, muy lejos de las dos de Frances, Jair Amador –también defensas–, Álvaro Giménez y Bermejo, quien un campaña antes rubricó cuatro, las mismas que Zapater.
La falta de gol es un mal que late sin pulso en la delantera, pero el pobre auxilio que recibe el Real Zaragoza de los centrocampistas tampoco ayuda a compensar ese déficit. No viene de ahora y va a peor: de los cuatro goles en siete jornadas, Simeone se ha fabricado tres…