El atacante tampoco estará en Córdoba después de que el cuerpo médico reutilizara martes y miércoles una táctica de distracción que consiste en ‘pasear’ a jugadores con problemas físicos mientras está la prensa
Los medios de comunicación tienen un tiempo determinado para observar el principio de los entrenamientos del Real Zaragoza y realizar una breve sesión fotográfica. Durante esos minutos, en concreto 15, los profesionales reciben la información de lo que visualizan, pero muy sesgada con la intención de que no se desvele la forma de trabajar del equipo o los ensayos dirigidos a preparar los encuentros. Hace dos días, el pasado martes, aparecieron sobre el césped de la Ciudad Deportiva Keidi Bare, que regresaba después de un golpe en la rodilla, y Mario Soberón, diagnosticado de una microrrotura fibrilar que le ha dejado fuera de combate casi mes y medio –con una recaída de por medio– y cuya recuperación se estableció en principio en tres semanas. Ambos repitieron el miércoles junto a sus compañeros, pero no hay pruebas de que finalizaran con el grupo.
Del albanés se espera que llegue a tiempo para entrar en la citación para El Nuevo Arcángel, pero el delantero queda descartado después de no haber participado en el entrenamiento de hoy. Soberón sigue con problemas y ya ha comunicado en varias ocasiones su preocupación, pero el cuerpo médico, angustiado por la presión y las críticas sobre un trabajo muy cuestionado incluso desde dentro del vestuario, reutilizó una estrategia que no es nueva: sacar a los lesionados al pasto, que se dejen ver, para después devolverlos a la enfermería o al gimnasio. La intención, ajena a cualquier código deontológico, no es otra que confundir a la opinión pública y establecer un escudo de protección para el máximo responsable, el doctor Ireneo de los Mártires.
La presencia de Soberón en el campo alimentó alguna esperanza de que el Pichichi junto a Azón con seis dianas tuviera alguna posibilidad de cara a esta cita del sábado. Víctor Fernández, en la rueda de prensa previa a la visita del Málaga a La Romareda, manifestó sus dudas sobre que los dos futbolistas llegaran a tiempo para la siguiente jornada, como ocurrirá con el punta, quien hoy ha mantenido una charla con Juan Carlos Cordero, sin que se haya publicado ningún otro informe médico desde que se rompiera por primera vez. La temporada pasada, con otro cuerpo técnico, el propio De los Mártires animó a un futbolista con una lesión muscular invalidante para que se diera unas carreras por la Ciudad Deportiva con el fin de que le vieran los periodistas mientras realizaban su trabajo. El jugador, que iba a ser baja segura ese fin de semana, se retiró antes de la primera vuelta como consecuencia del dolor, lo que se le recriminó por hacerlo cuando la prensa aún estaba presente.
Este paso atrás en el tratamiento que se sigue con el goleador, la política del silencio que se aplica en estas situaciones, la falta de respeto hacia la prensa y en consecuencia hacia la afición y la deshonrosa gestión de poner al profesional en el escaparate de la Ciudad Deportiva cuando se sabe que no está apto, reclaman una inmediata explicación del club, que, además, debería llamar al orden a un jefe de los servicios médicos con demasiados lamparones y alguna que otra ausencia laboral en su muy cuestionable periplo en el Real Zaragoza.