Cada vez se acentúa más el desequilibrio de calidad entre la defensa de la temporada pasada y la actual
No es que el bloque defensivo del Real Zaragoza de la pasada campaña fuera el Álamo, pero según transcurren las jornadas y a las puertas de las diez últimas con el azufre del infierno pegado a las suelas del equipo, la conclusión es que sí era muy superior al del actual aunque el sufrimiento se estirara hasta el penúltimo encuentro en Santander, el campo que se visitará este sábado y donde se ganó 0-2 para despejar todos los fantasmas. El equipo que entrenaron Escribá, Velázquez y Víctor Fernández acabó el curso con 42 goles en contra, mientras que con una decena de partidos por delante se han recibido 45 con Víctor, Ramírez y Gabi Fernández. Que la reconstrucción masiva que se anunció en verano ha resultado un embuste se sabe desde hace tiempo. Cuatro entrenadores en el banquillo y dos puntos de distancia con el descenso lo atestiguan mejor que nada. El hecho de que el único superviviente de aquel once habitual, Jair, haya sido rescatado de la lista de despidos y transferencias para liderar la zaga es otro síntoma de desorden gestor, además de que Lluís López, el cuarto central y ahora lesionado, fuera elevado a capitán general en las alineaciones.
El traspaso de Francés al Girona, una operación de consenso, es sin duda el gran vacío que se ha dejado sin cubrir. Los fichajes de Kosa y Vital y la negativa a corregir ese par de errores de cálculo en el mercado de invierno han provocado una grieta imposible de sellar. El canterano, con su velocidad, lectura de la anticipación y una salida notable articulaba esa línea con una jerarquía soberbia en muchas ocasiones y hacía mejores a sus compañeros, sobre todo a un Jair más centrado en sus labores de destrucción y control aéreo. Hasta el momento han circulado por esa autopista Poussin, Femenías, Calero en dos posiciones, Luna, Lluís López, Tasende, Kosa, Vital, Clemente, Nieto, Vallejo y Arriaga, e incluso Liso y Cuenca de carrileros. Un desbarajuste monumental en planos de cuatro o cinco defensas y dos guardametas vacilantes. El año anterior. Badía, después de los fallos físicos de Cristian y del experimento con Rebollo, Fran Gámez, Francés, Jair, Mouriño y Lecoeuche con sus achaques formaban el sector duro de la defensa.
La calidad afecta a todas las posiciones del cuartel. Badía, al que renunciaron por su estatura, Fran Gámez, autor de cinco asistencias y un gol y cuya renovación fue descartada, y Mouriño, un fiero uruguayo ahora en las filas del Alavés, eran de un nivel superior a Poussin, Femenías, Calero, Vital, Kosa y y Tasende. El único que ha estado a la altura es Arriaga en su reconversión a central, bastante forzada por las circunstancias, y de vez en cuando Luna. La calidad competitiva se ha rebajado en un territorio azotado en cada encuentro sea por un simple soplido o por un huracán. Las consecuencias se han traducido en una inconsistencia constante para la que Gabi Fernández no va a encontrar muchas soluciones. Contra el Córdoba probó con Calero en el carril zurdo y el experimento le salió rana, y recuperó a Poussin para la causa con el francés sembrando a dos manos las dudas que le dieron fama. El gol de los andaluces lo explica todo: nadie quedó exento de culpa y protagonismo en el múltiple error. Con la defensa, entre unos y otros, se ha hecho un perfecto ejercicio de demolición.
Por favor, sin ningún tipo de dudas…y de Azón, cuánto lo hecho de menos; incluso añadiría a Eguaras. Quitarse a Gámez para traer a Calero es un insulto a la inteligencia.
Badia unos paradores se marco el finde que fueron cruciales para la victoria tinerfeña y quien sabe como ganen 5 partidos de los próximos 8 lo que puede pasar en los 2 últimos encuentros ligeros..
Desde luego que Gamez, y nos lo demostró en el 2-4 de la Romareda contra el Eldense, sabe como se da un pase de gol tras penetracion por banda.
De esos aquí, no los hemos visto en sus sustitutos.
Qué plantilla nos quedó para el proyecto más ambicioso.
Qué penica, como se dice por allí.