Un proyecto criminal

El infame trabajo de Indias y la incompetencia de Gabi como punta del iceberg de una propiedad embustera hacen del Real Zaragoza un firme aspirante al descenso

Cuando diriges una de tus empresas a 300 kilómetros de distancia y pones en los cargos relevantes a profesionales que no quieres ni en pintura para tu negocio principal, mucho interés en ese proyecto no tienes. Hablamos del Real Zaragoza, un club de solera, títulos y con una de las grandes aficiones del fútbol español que figura penúltimo en la clasificación de Segunda bajo el paraguas del Atlético de Madrid. En las últimas temporadas ha estado próximo a irse por el desagüe, lo que debería haber servido como aprendizaje, pero la actual propiedad, infestada de mercaderes, está más atenta a otros asuntos que al deportivo. El resultado está siendo criminal y amenaza más seriamente que nunca al destino de una entidad que, pese a tener casi todo el campeonato por delante, es una firme candidato al descenso. La posición que ocupa responde con fidelidad a tres cuestiones: el infame mercado de verano de Txema Indias, la incompetencia de Gabi Fernández como entrenador y un vestuario de medio pelo insatisfecho con su técnico. Que los futbolistas menos criticables en ocho jornadas hayan sido Adrián, segundo portero, Akouokou, mediocentro de mera contención, y Saidu y Cuenca, dos chicos de la cantera que en sus posiciones de interinidad lo hacen mejor que el resto, es un dato más a sumar para explicar con una precisión alarmante cuál es la realidad.

Hay más. La continuidad de Gabi Fernández en el banquillo flagelándose al final de cada partido pero incapaz de aportar soluciones para que sus jugadores tengan un patrón que no sea pedir paciencia y prometer más trabajo en los entrenamientos, añade otra nota de la incompetencia que acampa a sus anchas en este Real Zaragoza, Incapacidades varias y un vacío de poder escandaloso, con Fernando López de figurita de mazapán rojiblanco y unos consejeros cargados por el diablo de la torpeza. El técnico madrileño ya ha dispuesto del tiempo suficiente para constatar que el suyo se ha consumido en esta plaza monumental para sus actuales y pobres capacidades. En principio se va a esperar al encuentro frente al Almería para tomar la decisión de destituirle, es decir que se deja escapar una jornada más como ya ocurrió la semana previa al enfrentamiento con el Mirandés, donde se logró la primera victoria de la temporada para después caer con el Córdoba. Si no se gana en los Juegos del Mediterráneo, con las bajas por sanción de Paul y de internacionalidad de Bazdar, el Real Zaragoza podría acabar último. Todo es un despropósito limítrofe con un desgobierno golfante.

El aficionado, después de 13 temporadas de atemperar su vergüenza con dosis de ilusión por el simple y muy honroso sentimiento de la pertenencia, ha consentido en rebajar sus expectativas. Le han engañado una vez más prometiéndole un campo fastuoso que pagará él como aragonés, zaragozano y zaragocista, y convenciéndole de que el discurso del ascenso inmediato no es el adecuado por herencias del pasado. A cambio se ha enviado la indecente postal de un regreso a Primera en dos o tres años más, como si hubiese comprado ya la franquicia. Ni presente ni futuro. Indias ha captado a un nutrido grupo de veteranos para la plantilla, la mayoría asiduos reservas en sus anteriores clubes, ha sido incapaz de desprenderse de Bakis y ha fichado a Aguirregabiria de gato chino de la suerte mientras Gabi se ha inventado que Francho es Marcos Llorente. Valery, Soberón y Kodro fuera de forma; Moya y Bazdar desenchufados por un ostracismo que se han ganado; Pomares y Paulino lesionados… Ni física ni mentalmente es un conjunto apto. El Real Zaragoza, aunque hay quien se empeñe en lo contrario, tiene uno de los seis peores equipos de la categoría si no el peor, por lo que la campaña de transición hacia la gloria se ha transformado en una apremiante carrera de obstáculos hacia la tradicional salvación.

El objetivo más urgente, como dicta este deporte, es cambiar de propietario del banquillo, para conseguir en primer lugar conexionar a una cuadrilla en plena desbandada y en segundo conseguir que al final del curso haya cuatro equipos por abajo. Más o menos un modelo JIM. La chatarra del Ibercaja Estadio no ayuda demasiado, un campo provisional y descorazonador por su frialdad donde el visitante se siente como en casa. El calendario se empina después de desaprovechar un puñado de partidos que parecían al alcance de la mano, pero la ausencia de gol por impericia rematadora –esto no se enseña, se compra– ha conducido a una situación extrema de la que se desconoce si han tomado conciencia los nuncios de la capital. El Real Zaragoza y el zaragocismo han vuelto a ser víctimas de un acto de alta traición, de la villanía sin eufemismos. Sólo falta que su caso se acabe estudiando en las principales aulas de Criminología.

One comment on “Un proyecto criminal

  • El Maño de Vilassar , Direct link to comment

    Así es. ¿Y los Azcón, Forcén, dónde están? Porque «Cuqui Chueca» ya sabemos dónde para: mosqueada por no haberse leído el pregón previamente. Este es el nivel. El Real Zaragoza vendido a unos mercenarios con la connivencia de los políticos y las «fuerzas vivas» de la ciudad. Desgraciados…

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