Por muy bien que lo haga el Real Zaragoza, no alcanzará una de las seis primeras plazas ni en sueños. A poco que lo haga mal, estará cerca de las seis últimas. El objetivo es jugar y pasar la temporada en tierra de nadie, lo más lejos posible de las crisis, para sortear las críticas hacia una plantilla con demasiadas similitudes con el pasado pese a que tenga una docena de nuevos integrantes. Puede que en la portería, con dos cedidos, eleve ligeramente el nivel. En defensa no hay un salto cualitativo visible, mientras que en el centro del campo Akouokou viene a ejercer las funciones de Arriaga y en la delantera Kodro se tiene que ganar el jornal de ariete de vuelta de todo menos de gol en ligas con sustancia. Donde sí se percibe un avance a la espera de resultados es en los extremos, teniendo en cuenta que el préstamo de Liso al Getafe supone una operación nefasta. Sebas Moyano y Paulino abren el campo sin exagerar, aportan desborde sin enfatizar y, eso sí, interpretan bien la asociación, con Valery de bala en la recámara para hacer de la orilla izquierda, se supone, un santuario de la velocidad. Txema Indias le ha dado a Gabi Fernández refuerzos de segunda mano con la esperanza de que la mayoría o alguno de ellos eleven un escalón, no mucho más, el nivel de sus antecesores. El director deportivo entrega el fruto de su exiguo trabajo de remodelación a un entrenador que no termina de saber a lo que juega. La grieta de los centrales sigue abierta, en el centro del campo falta fútbol intelectual y arriba hay un nutrido grupo de atacantes que hablan diferentes lenguas y sin demasiada capacidad para traducir las ocasiones en aciertos. Que Saidu siga pareciendo el mejor fichaje es algo que se intenta relativizar desde el club. Pero resulta que es el mejor mientras no se demuestre lo contrario. El chico se diferencia por juventud, frescura, ilusión y ganas de comerse el mundo, poderes básicos pero valiosos en un equipo que, como da entender Indias y así lo parece, tiene como objetivo huir de los fantasmas de un pasado muy semejante al presente.
Un Real Zaragoza con demasiadas similitudes con el pasado y Saidu
